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‘Tú eres tu cerebro’: Estudio de la UNLV analiza cómo experimentamos el tiempo

Quizá la gente pueda controlar el tiempo, o su percepción del mismo.

Un nuevo artículo científico escrito por el profesor de Psicología de la UNLV James Hyman y publicado recientemente en Current Biology muestra que la forma en que las personas experimentan el tiempo tiene menos que ver con las manecillas físicas de un reloj y más con el número de experiencias en ese periodo determinado.

“Tú eres tu cerebro y, por tanto, si tomas el control activo de esos procesos, no solo estarás afectando a lo que estás haciendo en ese momento, sino a cómo has percibido las cosas que sucedieron en las semanas pasadas, y probablemente también en el futuro”, declaró Hyman al Review-Journal.

El estudio es uno de los primeros de este tipo en examinar el tiempo a nivel de minutos y horas, a diferencia de los estudios que lo analizan a largo plazo, o por segundos.

“Que es como vivimos gran parte de nuestra vida: una hora cada vez”, señaló Hyman en el comunicado de prensa de la UNLV.

El científico conductual Aaron Sackett declaró al Review-Journal que el estudio es la mejor evidencia a nivel celular que había visto de la maleabilidad de la percepción del tiempo. Sackett fue uno de los autores del estudio de 2010 “Te estás divirtiendo cuando el tiempo vuela: Las consecuencias hedónicas de la progresión temporal subjetiva”.

“Creo que una de las conclusiones más interesantes es que el estudio respalda –a nivel neurológico– que no existe un ‘reloj interno’ fijo que opere de manera independiente de la información sensorial”, escribió Sackett en un correo electrónico al Review-Journal.

El estudio de Hyman también arroja luz sobre una zona del cerebro relacionada con trastornos neurogenerativos como el Alzheimer, y podría tener implicaciones en el tratamiento de este y otros trastornos.

El estudio constata que cada vez que alguien repite una acción, la actividad cerebral cambia. Los hallazgos van en contra de la noción previa de que el cerebro responde de forma similar con experiencias repetitivas, declaró Hyman al Review-Journal.

Tomemos una actividad como consultar el correo electrónico, que muchas personas hacen varias veces al día. A pesar de ser un acto rutinario, la actividad cerebral cambia con cada repetición. El cerebro, por tanto, mide el tiempo en función de las veces que una persona consulta su correo electrónico, no del reloj analógico exterior.

“Sabemos cómo suele ser el ritmo de vida. Si empezamos a manipularlo artificialmente, por ejemplo, revisando en exceso nuestro correo electrónico, parecerá que el ritmo de vida ha cambiado”, dijo Hyman.

Los resultados sugieren que las personas tienen cierto grado de control sobre cómo experimentan el tiempo.

Cuando se trata de estudiar para un examen, por ejemplo, Hyman dice que la gente puede no querer hacer más actividades que pudieran cambiar su actividad cerebral.

“Yo les digo a mis alumnos que estudien 20 minutos y luego solo se desconecten”, dijo Hyman. “Si quieres recordar lo último, no quieres que cambie”.

En el lado opuesto, las personas que han tenido una experiencia negativa, como una ruptura, pueden querer inundar su cerebro de actividad.

“Es especulativo, pero estamos en el punto en el que empezamos a comprender cómo el cerebro codifica esos fenómenos diferentes, y para que la gente sea proactiva sobre cómo aborda su propia actividad cerebral, en lugar de sentirse pasiva”, dijo Hyman.

El estudio también tiene implicaciones para una parte del cerebro conocida como corteza cingulada anterior, importante para comprender trastornos cerebrales que van desde la ansiedad al Alzheimer.

Lila Davachi, catedrática de Psicología de la Universidad de Columbia especializada en memoria, afirmó que el hecho de que el estudio se centre en esta región del cerebro ayuda a comprender cómo esta, junto con el hipocampo y otras regiones frontales, contribuye a organizar las experiencias secuenciales.

Michael Hasselmo, director del centro de sistemas de neurociencia de la Universidad de Boston, declaró al Review-Journal que las investigaciones sobre esta región cerebral, a diferencia de estudios anteriores centrados en el hipocampo, son fundamentales para comprender la memoria episódica, es decir, los recuerdos que tienen que ver con lugares y momentos concretos de la vida de una persona.

“Es la corteza frontal la que nos ayuda a pensar en cuáles son las pistas y cuál es el recuerdo correcto que estamos recuperando de un acontecimiento concreto”, explicó.

El estudio tiene especial relevancia para el Alzheimer, que se caracteriza por la pérdida del sentido del tiempo episódico.

“Abre la posibilidad de que quizá podamos tratar la percepción del tiempo de las personas, capacitarlas para ser más precisas en su percepción del tiempo, lo que, a su vez, pudiera ayudar también con otros síntomas. Ofrece nuevos objetivos, no solo para examinar estos trastornos, sino también para tratarlos”, dijo Hyman.

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