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La falta de cargos en tiroteo mortal hace más difícil el proceso de duelo para esta familia

La familia de Raúl Morán describió cada día de los últimos tres años como una “pesadilla diaria” después de que le dispararan mortalmente en un negocio del centro de la ciudad.

Las autoridades dijeron que el hombre de 41 años recibió un disparo en la cabeza en marzo de 2019 por parte de un empleado de Santa Barbara Upholstery Supplies.

Durante tres años, su familia se ha dirigido constantemente a las fuerzas del orden y a la oficina del fiscal del distrito, preguntando por qué se desestimó el caso contra el tirador menos de un año después de la muerte de Morán.

El fiscal del Condado Clark, Steve Wolfson, dijo que su oficina acusó inicialmente a Víctor Cruz, que entonces tenía 25 años, de agresión con arma mortal. Pero tras reunir más información, los fiscales llegaron a la conclusión de que Cruz actuó en defensa propia, y que el disparo que mató a Moran fue una descarga accidental.

“Todo lo que sabemos apunta a que no hubo intención de matar, ni de disparar el arma de fuego”, dijo Wolfson.

Dijo que los fiscales le explicaron a la familia por qué no podían seguir adelante con el caso contra Cruz cuando se tomó la decisión.

La hermana de Morán, Christine Morán Treto, dijo que el altercado entre su hermano y Cruz no debió haber llegado a un tiroteo, y que él estaba en el negocio porque conocía a alguien que vivía en una casa de al lado.

La videovigilancia del negocio mostró a Morán acercándose al negocio y empezando a “golpear el edificio, actuando desconcertado, pareciendo hablar solo y causando un disturbio”, según un reporte de la policía de Las Vegas.

Cruz se enfrentó a Morán, que luego salió del negocio hacia el este y atravesó la puerta abierta de una casa cercana. Cruz le dijo a Moran que abandonara la propiedad cerrada.

Una persona que vivía en la casa salió y blandió el mango de una lavadora a presión contra Moran, que se llevó la mano al bolsillo. En ese momento, Cruz golpeó a Moran en la cabeza con la pistola. Se disparó, impactando a Moran en un lado de la cabeza.

“No hay duda de que este incidente tiene elementos de defensa propia”, dijo este mes el teniente de homicidios del Departamento de Policía Metropolitana, Ray Spencer.

Según el reporte, Cruz llamó al 911 y los operadores le dijeron que aplicara presión a la herida de Moran con toallas.

“Cruz admitió haber cometido un error al golpear a Moran con el arma de fuego”, decía un resumen de la entrevista de Cruz con la policía. “Cruz declaró que no vio a Morán sosteniendo ningún arma y que no fue atacado por Morán, ya que no tenía heridas en su persona”.

Wolfson dijo que Cruz tenía derecho a defenderse con una fuerza razonable para “repeler al agresor”.

“Ahora bien, si hubiera apuntado con el arma al occiso y le hubiera disparado intencionalmente, eso hubiera sido uso excesivo de la fuerza”, dijo Wolfson. “Eso no es lo que ocurrió aquí. El señor Cruz lo golpeó con la culata del arma. Esa fue su intención, lo que habría sido una cantidad de fuerza razonable, pero el arma se disparó accidentalmente”.

Dijo que el hecho de que Morán hubiera salido de la cárcel de la ciudad la tarde del tiroteo tras haber sido arrestado la noche anterior por el cargo de agresión, junto con la salud mental de Morán, pudo haber sido usado por los abogados defensores en un juicio con jurado.

El padre de Morán, Rudy, reconoció que su hijo “no era un ángel”, pero dijo que “tenía un buen corazón”.

Christine Morán llevó una urna blanca con las cenizas de Morán y la colocó en una mesa de la sala de la casa de su madre, María Morán Fernández, en Summerlin. Su perro, Kaya, vive ahora con ella. Sobre la mesa con sus cenizas, estaba su gorra favorita de Kangol y una vela con la foto de Morán.

“Somos su voz, y seguiremos siendo su voz”, dijo Morán Treto.

Hablando recientemente con un periodista, la madre y la hermana de Morán llevaban camisetas con su foto y la frase “Siempre amado, nunca olvidado”.

El día en que le dispararon, a la familia de Morán le dijeron que su estado era inoperable, y tuvieron que tomar la difícil decisión de dejarlo morir.

“No solo le di la vida, sino que tuve que tomársela”, dijo Morán Fernández. “No iba a mantenerlo por siempre en una cama inconsciente”.

Rudy Moran vive en Florida y llamó a Morán Treto mientras estaban sentados en la sala.

Los tres familiares describieron a Morán como una persona generosa y dispuesta a hacer lo posible si alguien necesitaba algo.

“No se merecía lo que le hicieron”, dijo Rudy Morán.

Morán Treto comparó la personalidad de su hermano con la del actor Jim Carrey. Dijo que era un bromista que hacía bromas a los miembros de la familia. Varios amigos visitaron a Morán cuando estaba hospitalizado y publicaron recuerdos de él en redes sociales, dijo Morán Treto.

“Entiendo que puedan estar descontentos, y puedo entender que hayan perdido a un ser querido, pero nuestra conclusión es coherente con la ley y los hechos y con nuestra obligación ética”, dijo Wolfson.

Spencer dijo que la investigación sobre la muerte de Morán se cerró porque no había duda de quién le disparó a Morán.

“Se te revuelven las tripas cuando te enfrentas a los familiares y están intentando sobrellevar el duelo pero no eres capaz de darles todas las respuestas que les gustaría, y es una parte dura de esta tarea”, dijo Spencer.

Morán Fernández dijo que llora todos los días, pero intenta que la gente no vea el dolor y mantiene el control ante los demás.

“Sé que él querría que fuera fuerte y luchara por la justicia, porque se lo prometí en su lecho de muerte”, dijo Morán Fernández.

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