“Un Grito” en la playa con la “Reina de Corazones”
septiembre 24, 2019 - 6:00 pm
"Alejandra Guzmán es la mejor artista que he conocido, escucho su música desde que tenía diez años de edad, me sigue inspirando su música, es mi todo, esta noche realizó un concierto modesto, con muy poca producción, pero sin duda, la voz ronca y rasposa sigue siendo su estandarte”, manifestó a El Tiempo, Laura Lenneth Carrasco, quien, junto a su esposo José Vázquez, acudieron a presenciar el concierto de La Guzmán en la playa del hotel y casino Mandalay Bay en esta ciudad.
Los seguidores de la roquera se dejaron llevar por el oleaje de la playa artificial, mientras escuchaban las canciones que han hecho de la artista -nacida en la capital mexicana- todo un orgullo hispano.
Puntual a la cita, el concierto arrancó con Eternamente bella, bella, un éxito grabado en los 90’s y, desde el principio, La Guzmán, resaltó la extraordinaria forma física que mantiene, a pesar de que ya no “se cuece al primer hervor”.
Justamente, la salud fue lo primero que agradeció la artista al interactuar con su público, “gracias a todos ustedes por haberse tomado el tiempo de venir a celebrar conmigo un aniversario más de la heroica independencia de México, pero más allá de esto, quiero agradecerles su apoyo, sus oraciones y porque disfrutamos de buena salud”, acotó, mientras preparaba su siguiente interpretación: La plaga.
Una de las piezas que mayor entusiasmo fue “No voy en tren” del argentino Charlie García, que también es estandarte del rock en español.
Un admirador de La Guzmán le aventó al escenario un precioso ramo de rosas, ella lo agradeció y dijo en tono de broma que era su novio, luego empezó a deshojar las rosas y las aventó a los que estaban cerca del escenario. Posteriormente una “fan” le dio una bandera de México, la que beso con ternura y dijo: Viva México.
El repertorio de La Guzmán es vasto, por eso fue acertado que realizara popurrís de algunos de sus éxitos, mientras algunos bailaban en las refrescantes aguas de la alberca.
Al fondo se escuchaba el fragoroso ímpetu del Potrillo, quien se presentó a la misma hora en el mismo sitio. Esperemos que los promotores o quien sea responsable de la programación de los conciertos se acaben a la “gallina de los huevos de oro”, porque, aunque muchos eventos tuvieron llenos, otros fueron un sonado fracaso.
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