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Llegó para quedarse

La Sonora Mar y Mar llegó a esta ciudad en 1996, vinieron a una presentación exclusiva a El Matador Nightclub, de David Arana, uno de los centros nocturnos que vivieron la euforia de la explosión musical que ocasionó el movimiento grupero en Las Vegas.

“En esa época vinieron con nosotros en esta gira Raúl, Ernesto, Paulo, René, Joaquín, Sergio, Víctor y Arnulfo, todos coordinados por Saúl ‘El Alacrán’ Ramos”, expresó en charla exclusiva con El Tiempo Dalinda Torres, voz principal de la agrupación cumbiambera y ahora encargada de los destinos de la Internacional Sonora Mar y Mar.

Llegaron a la Ciudad del Pecado haciendo de lado una invitación a Costa Rica y San Francisco, California. “El contrato era de tocar tres fechas en San José y Las Vegas para que valiera la pena nuestra estancia de 25 días. Pero durante eso, salieron oportunidades para seguir tocando en otros antros de la ciudad, lo que alargó nuestro proyecto hasta tres meses; tocamos en El Rey, el Camilo’s Ballroom, en el Cordobés y nos tocó amenizar las fiestas del 5 de Mayo en el Showboat y también tuvimos el privilegio de tocar en la clausura del hotel, demolido como Castaways”, precisó Torres.

La cumbia no era un género que tuviera miles de seguidores, en esa época había poca oferta de ritmos caribeños en esta ciudad, estaba, por ejemplo: Sylvett y la Máquina, Víctor Santiago “El Vampiro de la Salsa”, Mónica de Puerto Rico y otros. “Al llegar y notar la ausencia, sabíamos que iba a ser una labor titánica el sembrar en el gusto de la gente el ritmo de la cumbia. Acostumbrados a eventos masivos en la capital mexicana, cuando nos presentamos en el Matador, le dijimos a David Arana: ¿por qué solo vinieron 800 personas?, sin tener idea de que esa noche se había registrado un record de asistencia para un evento de cumbia”, externó.

Poco a poco fueron ganando adeptos, eran los tiempos de La Quebradita, bandas como Súper Bandido, Machos y El Mexicano estaban ‘en los cuernos de la luna’. “Para contrapeso y a manera de sobrevivencia Ángeles Azules grabó en esos años uno de sus más sonados éxitos, lo que fue un respiro. Nosotros tuvimos que mantener la calma, es importante saber que nuestro líder sabía que estamos fuera de las modas pasajeras, nosotros nos mantuvimos cercanos, fieles a nuestro estilo, a nuestro género; aunque la verdad, tuvimos la “cosquillita’ de grabar y tocar otra cosa para subsistir”, destacó Torres.

Durante los 23 años de trayectoria, Dalinda Torres ha pensado en más de una ocasión regresar a su Guerrero querido. “A los nueve meses hicimos una evaluación y los elementos de la Sonora que tenían esposa e hijos en México, decidieron regresar. Los trabajos disponibles en Las Vegas no eran lo que ellos acostumbraban hacer en la capital mexicana y los que nos quedamos nos dimos a la tarea de buscar reemplazos, nos costó trabajo porque no había mucha gente que tuviera conocimiento del género”, explicó, agregando que “en esa dinámica muchos de los elementos actuales de otros grupos empezaron con la Sonora Mar y Mar, quizá nos tocó abrir caminos en los inicios, recuerdo a Ixela Gutiérrez –folclor-, Félix Fragoso –vida nocturna-, el semanario El Tiempo Libre y los espacios radiales y televisivos, en los que literalmente había una escuela de formación”, dijo.

Dalinda Torres considera que todavía no ha conseguido llegar al sueño que la hizo quedarse en esta ciudad, “estoy feliz, contenta, por la trayectoria y el reconocimiento que la gente nos dispensa, seguimos siendo la Internacional Sonora Mar y Mar, nuestras canciones empiezan a pegar en otros mercados como Argentina, Chile, en el estilo sonidero, por ejemplo, La probadita es un exitazo en Puebla y Argentina”, acotó.

En la actualidad promueven Noche de cumbia, la que ha sido bien recibida por el público.

Hasta la fecha han grabado 5 discos, uno quedó atrapado en la vorágine del modernismo, ahora la gente usa las plataformas sociales para difundir su música, y la manera de adquirirla es por medios electrónicos. “La inversión ha disminuido porque, desde la producción, los mecanismos se han modificado, la evolución respecto a la música por un lado ayuda, el artista debe ir en la corriente, dejarse fluir, porque ahora –por ejemplo- nos escucha gente en Japón, en Europa, en otras partes lejanas físicamente de nosotros. Tenemos mucho que agradecerle a la Internet”, abundó.

Para finalizar, Dalinda Torres dijo que se siente plena, asume con tranquilidad su rol de liderazgo, su libertad y responsabilidad. Es una figura central de Internacional Sonora Mar y Mar, sobresale del resto de sus contemporáneas por el amor que destila y la pasión que le pone a sus proyectos.

Contacte a Frank Alejandre en: falejandre@espanol.reviewjournal.com, o siga la cuenta de Twitter de El Tiempo: @eltiempolv.

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