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Muere el Príncipe Philip a los 99 años

LONDRES — El príncipe Philip, el irascible y rudo marido de la reina Isabel II que pasó más de siete décadas apoyando a su esposa en un papel que definió y constriñó su vida, ha fallecido, según informó el viernes el Palacio de Buckingham. Tenía 99 años.

Su vida abarcó casi un siglo de historia europea, empezando por su nacimiento como miembro de la familia real griega y terminando como el consorte más longevo de Gran Bretaña durante un turbulento reinado en el que la monarquía milenaria se vio obligada a reinventarse para el siglo XXI.

Era conocido por sus comentarios ocasionalmente racistas y sexistas, y por haber cumplido con empeño más de 20 mil compromisos reales para impulsar los intereses británicos en el país y en el extranjero. Dirigió cientas de organizaciones benéficas, fundó programas que ayudaban a los escolares británicos a participar en desafiantes aventuras al aire libre y desempeñó un papel destacado en la crianza de sus cuatro hijos, incluido su hijo mayor, el Príncipe Charles, heredero del trono.

Philip pasó un mes en el hospital a principios de este año antes de ser dado de alta el 16 de marzo para volver al castillo de Windsor.

“Con profundo dolor, Su Majestad la Reina ha anunciado la muerte de su amado esposo, Su Alteza Real el Príncipe Philip, Duque de Edimburgo”, declaró el palacio. “Su Alteza Real ha fallecido en paz esta mañana en el Castillo de Windsor”.

Philip, que recibió el título de Duque de Edimburgo el día de su boda, consideraba que su único papel era el de proporcionar apoyo a su esposa, que comenzó su reinado cuando Gran Bretaña se retiraba del imperio y dirigió la monarquía durante décadas en las que la deferencia social y el poder del Reino Unido disminuían, en un mundo moderno en el que la gente exige intimidad a sus iconos.

Posición desafiante

La popular serie de Netflix “The Crown” dio a Philip un papel central, con una imagen ligeramente atrevida e intrépida. Nunca lo comentó en público, pero la representación tocó la fibra sensible de muchos británicos, incluidos los espectadores más jóvenes que solo lo habían conocido como un hombre mayor.

La posición de Philip era un reto (no existe un papel oficial para el marido de una reina soberana) y su vida estuvo marcada por extraordinarias contradicciones entre sus obligaciones públicas y privadas. Siempre caminaba tres pasos detrás de su esposa en público, en una muestra de deferencia hacia la monarca, pero era el jefe de la familia en privado. Sin embargo, su hijo Charles, como heredero al trono, tenía mayores ingresos, así como acceso a los documentos gubernamentales de alto nivel que Philip no podía ver.

Philip a menudo se mostraba irónico sobre su inusual lugar en la mesa real.

“Constitucionalmente, no existo”, dijo Philip, que en 2009 se convirtió en el consorte más longevo de la historia británica, superando a la reina Carlota, que se casó con el rey Jorge III en el siglo XVIII.

A menudo batallaba por encontrar su lugar, una fricción que más tarde se reflejaría en la decisión de su nieto, el príncipe Harry, de abandonar sus funciones reales.

“No había ningún precedente”, dijo en una rara entrevista con BBC con motivo de su 90º cumpleaños. “Si le preguntaba a alguien: ‘¿Qué esperas que haga?’, todos se quedaban con la mirada perdida”.

Pero al haber renunciado a una prometedora carrera naval para convertirse en consorte cuando Isabel se convirtió en reina a los 25 años, Philip no se contentó con quedarse al margen y disfrutar de una vida de holgura y riqueza. Promovió la industria y la ciencia británicas, defendió la preservación del medio ambiente mucho antes de que se pusiera de moda, y viajó mucho y con frecuencia en apoyo de sus numerosas obras de caridad.

En esas frecuentes apariciones públicas, Philip se ganó la reputación de ser impaciente y exigente, y a veces era franco hasta la grosería.

Muchos británicos apreciaban lo que consideraban su propensión a decir lo que pensaba, mientras que otros criticaban un comportamiento que calificaban de ofensivo y fuera de lugar.

Su complicada relación con Diana

La relación de Philip con Diana se complicó cuando su separación de Charles y su eventual divorcio se tradujeron en una serie de batallas públicas que dañaron el prestigio de la monarquía.

Se asumió ampliamente que él criticaba el uso que Diana hacía de las entrevistas en televisión, incluida una en la que acusaba a Charles de infidelidad. Pero las cartas entre Philip y Diana publicadas después de su muerte muestran que el anciano apoyaba a veces a su nuera.

Tras la muerte de Diana en un accidente de coche en París en 1997, Philip tuvo que soportar las acusaciones del antiguo propietario de Harrods, Mohamed Al Fayed, de que había tramado la muerte de la princesa. El hijo de Al Fayed, Dodi, también murió en el accidente.

Durante una larga investigación sobre sus muertes, un juez superior que actuó como forense instruyó al jurado que no había pruebas que apoyaran las acusaciones contra Philip, que no respondió públicamente a las acusaciones de Al Fayed.

Los últimos años de Philip se vieron empañados por la controversia y las fisuras en la familia real.

Su tercer hijo, el príncipe Andrew, se vio envuelto en un escándalo por su amistad con Jeffrey Epstein, un financiero estadounidense que murió en una prisión de Nueva York en 2019 mientras esperaba un juicio por cargos de tráfico sexual.

Las autoridades estadounidenses acusaron a Andrew de rechazar su solicitud de entrevistarlo como testigo, y Andrew se enfrentó a las acusaciones de una mujer que dijo que tuvo varios encuentros sexuales con el príncipe a instancias de Epstein. Él negó la afirmación, pero se retiró de los deberes reales públicos en medio del escándalo.

A principios de 2020, el nieto de Philip, Harry, y su esposa, la ex actriz estadounidense Meghan Markle, anunciaron que dejaban sus funciones reales y se mudaban a Norteamérica para escapar del intenso escrutinio mediático que les resultaba insoportable.

Nació en la mesa del comedor

Nacido el 10 de junio de 1921 en la mesa del comedor de la casa de sus padres en la isla griega de Corfú, Philip era el quinto hijo y único del príncipe Andrew, hermano menor del rey de Grecia. Su abuelo había llegado de Dinamarca en la década de 1860 para ser adoptado por Grecia como monarca del país.

La madre de Philip era la princesa Alicia de Battenberg, descendiente de príncipes alemanes. Al igual que su futura esposa, Isabel, Philip también era bisnieto de la reina Victoria.

Cuando Philip tenía 18 meses, sus padres huyeron a Francia. Su padre, comandante del ejército, había sido juzgado tras una devastadora derrota militar ante los turcos. Tras la intervención británica, la junta griega aceptó no condenar a muerte a Andrew si abandonaba el país.

La familia no era precisamente pobre, pero, según Philip: “No estábamos bien”, y se las arreglaban con la ayuda de sus parientes. Más tarde, solo aportó su sueldo de la marina para casarse con una de las mujeres más ricas del mundo.

Los padres de Philip se separaron cuando él era un niño, y Andrew murió en Montecarlo en 1944. Alicia fundó una orden religiosa que no tuvo éxito y pasó su vejez en el Palacio de Buckingham. Recluida, a menudo vestida con un hábito de monja, era poco vista por el público británico. Murió en 1969 y fue honrada póstumamente por Gran Bretaña e Israel por acoger a una familia judía en la Atenas ocupada por los nazis durante la guerra.

Philip fue a la escuela en Gran Bretaña e ingresó en el Britannia Royal Naval College de Dartmouth como cadete en 1939. Obtuvo su primer puesto militar en 1940, pero no se le permitió acercarse a la zona principal de guerra por ser un príncipe extranjero de una nación neutral. Cuando la invasión italiana de Grecia puso fin a esa neutralidad, se unió a la guerra, sirviendo en acorazados en el Océano Índico, el Mediterráneo y el Pacífico.

De permiso en Gran Bretaña, visitó a sus primos reales y, al final de la guerra, quedó claro que estaba cortejando a la princesa Isabel, hija mayor y heredera del rey Jorge VI. Su compromiso se anunció el 10 de julio de 1947, y se casaron el 20 de noviembre.

Pintó y coleccionó arte

Pintaba, coleccionaba arte moderno, se interesaba por el diseño industrial y planeaba un jardín en el castillo de Windsor. Pero, dijo en una ocasión, “el mundo del arte me considera un inculto, un bobo vestido con polos”.

Con el tiempo, su famoso cabello rubio se adelgazó y el rostro largo y de huesos finos adquirió algunas líneas. Abandonó el polo, pero se mantuvo en forma y vigoroso.

A la sugerencia de un amigo de que aflojara un poco, se dice que el príncipe respondió: “Bueno, ¿qué iba a hacer? ¿Sentarme a tejer?”.

Pero cuando cumplió 90 años en 2011, Philip dijo a la BBC que estaba “disminuyendo” su carga de trabajo y que consideraba que había “hecho mi parte”.

En los años siguientes tuvo estancias ocasionales en el hospital a medida que su salud flaqueaba.

En mayo de 2017 anunció que planeaba retirarse de los deberes reales y dejó de programar nuevos compromisos, después de unos 22 mil compromisos reales desde la coronación de su esposa. En 2019, renunció a su licencia de conducir tras un grave accidente de tránsito.

A Philip le sobreviven la reina y sus cuatro hijos (el príncipe Charles, la princesa Ana, el príncipe Andrew y el príncipe Edward), así como ocho nietos y nueve bisnietos.

Los nietos son los hijos de Charles, el príncipe William y el príncipe Harry; los hijos de Ana, Peter y Zara Phillips; las hijas de Andrew, la princesa Beatrice y la princesa Eugenie; y los hijos de Edward, Lady Louise y el vizconde Severn.

Los bisnietos son los hijos de William y Kate, el príncipe George, la princesa Charlotte y el príncipe Louis; el hijo de Harry y Meghan, Archie; Savannah e Isla, las hijas de Peter Phillips y su mujer, Autumn; Mia y Lena, las hijas de Zara Phillips y su marido, Mike Tindall; y el hijo de Eugenie, August, con su marido, Jack Brooksbank.

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