Richard Roman vive con pocas reglas, pero una la inventó él mismo: Cuando estés en el infierno, cámbiate algunos códigos postales más lejos y haz tu propio cielo.
Su cielo es una vida sencilla en una zona sorprendentemente acogedora dentro de un pozo de una mina abandonada sobre Boulder City, a sólo 26 millas al sureste de la brillante y glamorosa ciudad que lo hartó.
Roman, de 68 años de edad, de cabello rubio juvenil, ojos azul oscuro intenso y una cara desgastada que se asemeja a un Hugh Hefner más joven, reconoce libremente que sus luchas con las drogas y el alcohol jugaron un papel importante en su descenso a la indigencia.
“Siempre me ha gustado el tipo de vida nefasta”, dijo con una sonrisa arrepentida.
Pero a través de todo ello, mantuvo el ingenio de un moderno Robinson Crusoe, que le ha permitido convertir su caverna en una casa fuera de la red con un cierto encanto subterráneo.
El eje, que desciende unos 20 pies hacia la cresta rocosa, ahora cuenta con dos puertas de madera giratorias que se fijan en su lugar mediante el uso de sellador de espuma en spray; un colchón personalizado cortado para encajar en un rincón elevado de la caverna; y un viejo ventilador rescatado de un Nissan Altima desguazado que bombea aire al interior del hueco para mantener una temperatura confortable de 85 grados incluso en los días más calurosos. Roman pintó amorosamente las losas del techo y las paredes de gris y las adornó con varias baratijas, incluyendo una paleta con la palabra “Raiders”.
Un panel solar de dos mil dólares que ahorró para comprar energía para varias luces LED y baterías esparcidas alrededor del espacio vital de aproximadamente 160 pies cuadrados, cuyo piso está cubierto por una alfombra de casino.
En una mañana reciente en la mina, Roman usó un tanque de propano para preparar café, que compartió con un vecino que ha estado durmiendo encima de él últimamente en un catre al aire libre. Los dos se sentaron en sillas de jardín en lo que podría llamarse el vestíbulo y hablaron sobre la adicción a la heroína.
La ciudad descubre su existencia
Roman dijo que ha estado viviendo en el pozo durante siete años, pero las autoridades de la ciudad de Boulder sólo recientemente se dieron cuenta de que él y otros cuatro campistas sin hogar que vivían en circunstancias mucho más primitivas estaban ocupando las tierras no urbanizadas de la ciudad.
El mes pasado un grupo de policías a caballo vino a visitarnos, pero se marchó sin hacer ningún intento de sacar a Roman de su cueva.
“Les gusta venir aquí y mirar las cosas”, comentó Roman de los oficiales. “Dijeron que todo está bien, pero si algún día me dicen que tengo que irme, agradecería el tiempo”.
La ciudad de Boulder tiene una población de menos de 16 mil habitantes y más de 200 millas cuadradas de tierra sin desarrollar. Pero con pocos servicios sociales disponibles, los espacios abiertos sólo son utilizados por unos pocos puñados de personas sin hogar, afirman las autoridades de la ciudad.
El censo anual de personas sin hogar del año pasado contó con 12 personas en la ciudad de Boulder, un número que la gerente de Parques y Recreación, Julie Calloway, reconoció que podría ser un poco bajo debido a que la población fluctúa y refluye.
Pero, aunque el problema no es un gran dolor de cabeza, la ciudad recientemente formó un comando de 11 personas sin hogar que dirige Calloway. El grupo sólo se ha reunido dos veces, pero planea volver a reunirse después del Día de Acción de Gracias.
La misión del comando es proporcionar recomendaciones sobre políticas y posibles recursos para las personas sin hogar para que el Concejo de la Ciudad las considere.
La ciudad ya ha discutido cambiar su código para limitar la acampada a ciertos lugares y prohibir la micción o la defecación en público. También se está estudiando un sistema en el que los agentes de policía tratarán de dirigir a las personas sin hogar a los servicios de los proveedores disponibles.
Pero Roman insistió en que no necesita servicios, sean los que sean.
“Si me dejaran con lo que tengo, estaré bien”, aseveró.
“Si querías algo, lo creabas”
Roman atribuye su habilidad para construir cosas a cuando fue un joven “campesino” que vivía en una granja en Nebraska, que asistía a una escuela católica y que odiaba todas las materias excepto el habla.
“Allí, si querías algo, lo creabas”, dijo.
Fue algo que permaneció con él durante toda su vida, aunque no siempre se apoyó de eso. Después de graduarse de la preparatoria en 1969, se mudó a California, donde embargaba autos en el barrio Hunters Point de San Francisco. También se dedicaba a la venta de armas y cocaína.
“Eso fue estimulante para mí”, confesó. “Era el punk más blanco del vecindario”.
A medida que fue creciendo, trabajó en compañías de salvamento de aviones y como diseñador de máquinas. Construyó estufas de leña y aprendió a pilotear aviones.
Pero sus vicios (alcohol, apuestas, sexo, cocaína y metanfetamina) hicieron un desastre de su vida personal.
Estuvo casado durante 23 años y tuvo dos hijos antes de divorciarse en 2000.
“Estuve casado durante 23 años y fui infiel durante 15”, reveló con una mueca de desprecio. “Si pudiera hacerlo todo de nuevo, sería infiel por todos los 23”.
Roman se mudó a Las Vegas y trabajó hasta 2008, cuando dio positivo a pruebas de cocaína y perdió su trabajo en Century Steel Inc. Durante tres años, permaneció en Salvation Army y se ofreció como voluntario en la cocina todo el día para no ser sometido a la violencia de las calles.
“Hay cosas que ves que se te quedan grabadas para siempre”, argumentó. “Puedes contraer el Trastorno de Estrés Postraumático por presenciar eso”.
Cuando la vida en la ciudad se volvió insostenible, Roman vino a la ciudad de Boulder para ver el pozo abandonado de la mina después de enterarse por un amigo que vivía cerca.
“Cuando lo comprobé por primera vez, las ratas tenían miedo de entrar aquí, estaba tan sucio”, relató, recordando la basura, los pases de autobús viejas y los recibos obsoletos que llenaban el agujero.
Visión en un horóscopo
Pero Roman indicó que tuvo una visión de lo que podría suceder después de revisar su horóscopo de Piscis en el periódico ese mismo día.
Decía: “No tengas miedo de entrar en la cueva porque lo que hay allí lo has estado buscando toda tu vida”.
Aunque eso puede haber sido un poco exagerado, después de limpiar el pozo y hacer mejoras lentamente, Roman afirmó que se ha sentido cómodo con su entorno.
Por un lado, es un lugar conveniente, situado a pocos metros de un carril para bicicletas pavimentado que serpentea detrás de Railroad Pass Casino, cerca de la autopista y a sólo 10 minutos de una parada de autobús donde puede tomar un viaje de 20 minutos a la ciudad. También es muy tranquilo, excepto cuando los trenes transitan por las vías o los helicópteros zumban por encima.
Roman dijo que podría regresar a Las Vegas y tratar de conseguir un apartamento, aunque eso sería una exageración con un ingreso de sólo mil dólares al mes del Seguro Social.
“Sin embargo, no estoy preparado para eso”, confesó, subrayando su aversión a la vida en la ciudad.
La batalla más grande de Roman es con las criaturas que invaden su casa: arañas, gusanos y otras criaturas que se arrastran.
Una vez, comentó, capturó una serpiente de cascabel Mojave con un artilugio que construyó a partir de una vieja raqueta de tenis.
También tuvo que hacer frente a una inundación que se desbordó en su guarida el pasado mes de julio.
Aunque generalmente se siente seguro, tiene un revólver brasileño Tauro Modelo 85 cargado al lado de su cama.
En los años transcurridos desde que se mudó, Roman ha visto gente ir y venir.
Algunos se susurran a sí mismos. Uno había pasado la mayor parte de su vida en una prisión de Indiana.
Un hombre de 400 libras murió de neumonía. Otro hombre, de 75 años de edad, tuvo un ataque cardíaco y se desplomó junto a las vías del tren.
Los funcionarios del Estado hacen una visita
Cuando la ciudad y la División de Minerales de Nevada vinieron a revisar el área a petición de las autoridades de Boulder City este mes, pusieron alambre de púas alrededor de un agujero de 25 pies de profundidad no lejos del campamento de Roman.
“Peligro: mina insegura. Mantente fuera, mantente vivo”, deletrea.
Pero Garrett Wake, jefe de la División de Minerales de Nevada en el sur de Nevada, clasificó la casa de Roman como un adit (una abertura que se clava horizontalmente en la ladera de una montaña) y declaró que no presentaba mucho peligro.
“Alguien probablemente estaba persiguiendo algo que ellos pensaban que era una mineralización de oro o plata, y no llevó a ninguna parte. Una mina real sería mucho más extensa”, apuntó Wake.
La división selló docenas de minas abandonadas el año pasado en las aberturas de las colinas sobre un creciente vecindario del suroeste del Valle de Las Vegas donde vivían personas sin hogar, pero Wake agregó que era una asociación única con el Condado de Clark.
“Las que están en Boulder City son tan pequeñas, y yo no diría que son un peligro inminente y serio para la población local”, argumentó. “Está en la tierra de la ciudad, y realmente depende de la ciudad determinar lo que quieren hacer con ella”.
Lisa LaPlante, vocera de la ciudad, comunicó que lo que ocurra después será una decisión política de la ciudad.
“Hay un gran número de posibilidades de a dónde podemos ir desde aquí, y todavía estamos sopesando nuestras opciones legales”, señaló LaPlante.
Por su parte, Roman dijo que espera tener que irse en algún momento, y que está haciendo los preparativos por si acaso.
“Todo tiene un giro en los acontecimientos”, enunció. “Estoy seguro de que pasarán más acontecimientos que me empujarán a un límite, y estoy de acuerdo con eso”.
Su plan B es un tipi, de ocho pies de diámetro, que creó a partir de madera contrachapada en otro lugar no revelado.
“Mi hermano en Colorado está construyendo una casa de 800 mil dólares, pero yo estoy construyendo un tipi de 200 dólares”, concluyó. “¿Hay algo malo conmigo?”