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Líderes de Norteamérica hablaron sobre migración, narcotráfico, comercio y cambio climático

CIUDAD DE MÉXICO — El presidente estadounidense Joe Biden y el primer ministro canadiense Justin Trudeau prometieron hacer lo posible por promover la prosperidad en el Continente Americano, al iniciar amplias conversaciones sobre temas como la frágil situación en Haití, el comercio y la inestabilidad política en Brasil, al margen de una cumbre entre los líderes de Estados Unidos, México y Canadá.

Biden y Trudeau se reunieron antes de una reunión tripartita con el presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador en la cumbre realizada en Ciudad de México. La amabilidad entre los líderes de Estados Unidos y Canadá marcó contraste con un intercambio más brusco el día anterior entre Biden y López Obrador, quien se quejó de “ese olvido, ese abandono, ese desdén hacia América Latina y el Caribe”.

Biden dijo a Trudeau: “Lo que debemos hacer, y lo que estamos haciendo, es demostrar el ilimitado potencial económico que tenemos si trabajamos juntos en el hemisferio, si ayudamos a todo el hemisferio”.

Los tres líderes hablaron sobre migración, comercio y cambio climático, tratando de aliviar tensiones que han dividido al continente.

El encuentro se celebra casi todos los años, aunque hubo un receso durante la presidencia de Donald Trump. A menudo se la conoce como la “Cumbre de Los Tres Amigos”, una referencia a los profundos lazos diplomáticos y económicos entre los países.

Sin embargo, los líderes aún no encontraban la sintonía, especialmente en sus esfuerzos por gestionar una oleada de migrantes y perseguir a los contrabandistas que se benefician de convencer a la gente para que haga el peligroso viaje a Estados Unidos.

Además, Canadá y Estados Unidos acusan a López Obrador de incumplir un tratado de libre comercio para favorecer la compañía eléctrica estatal ante las centrales eléctricas construidas por inversionistas privados y extranjeros. Por su parte, a Trudeau y López Obrador les preocupan los esfuerzos de Biden por fomentar la manufactura en Estados Unidos, entre reparos a que sus vecinos puedan quedarse atrás.

Los puntos clave de la cumbre giran en torno a mejores nexos entre las tres naciones y el objetivo compartido de una América del Norte más fuerte en materia de energía y, en particular, de semiconductores, el clima y el compromiso de reducir las emisiones de metano, un acuerdo para gestionar las grandes oleadas de migrantes que llegan a la región y una estrategia regional más unida para hacer frente a futuras amenazas para la salud relacionadas con la pandemia.

La dinámica entre Biden y Trudeau fue muy distinta a la que tuvo con López Obrador.

Durante ese encuentro, el mandatario mexicano desafió a Biden a mejorar la vida en toda la región y afirmó que “tiene la llave” para ello.

“Este es el momento de terminar con ese olvido, ese abandono, ese desdén hacia América Latina y el Caribe”, agregó López Obrador.

Biden respondió defendiendo las erogaciones de miles de millones de dólares de Estados Unidos en ayuda en todo el mundo.

Al inicio del encuentro entre Biden y Trudeau, los líderes hablaron con familiaridad y optimismo. Trudeau llamó “Joe” al presidente estadounidense y Biden, al ver que Trudeau hablaba con los reporteros en inglés y francés, bromeó diciendo que lamentaba no haber prestado más atención a sus clases de francés en la universidad.

La Casa Blanca informó en un comunicado que los líderes hablaron sobre la guerra en Ucrania y “la oportunidad generacional de fortalecer las cadenas de suministro para minerales, vehículos eléctricos y semiconductores, a fin de alcanzar el pleno potencial económico de nuestro continente compartido”. El gobierno estadounidense anunció además que Biden realizará su primera visita a Canadá como presidente en marzo.

“Hay muchas razones para ser optimistas, especialmente para los que viven en nuestros países”, declaró Trudeau, “pero se necesitará mucho trabajo, algo a lo que ni usted ni yo ni la mayoría de nuestros ciudadanos jamás han temido”.

Biden respindió: “Juntos, creo que estamos logrando cosas realmente significativas. Usted siempre ha estado allí cada vez lo que lo he necesitado”.

Biden y López Obrador no han tenido las mejores relaciones los últimos dos años. El líder mexicano no ocultaba su admiración por Trump y el año pasado no asistió a la cumbre americana de Los Ángeles porque Biden no invitó a los gobiernos autoritarios de Cuba, Venezuela y Nicaragua.

Sin embargo, ha habido intentos de acercar posiciones. Biden hizo el gesto de volar al nuevo Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles, un apreciado proyecto del presidente mexicano, a pesar de que ha sido una fuente de controversia.

El aeropuerto, que se espera haya costado 4.100 millones de dólares cuando se termine, está a más de una hora por carretera del centro de la ciudad, tiene pocos vuelos y hasta hace poco tenía un servicio intermitente de agua potable.

Sin embargo, es uno de los grandes proyectos que López Obrador se apresura a terminar antes de que termine su mandato el año que viene.

Biden tenía programado partir desde el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México.

Estados Unidos y México también han alcanzado un acuerdo sobre un importante cambio de política migratoria, que Biden anunció la semana pasada.

Según el plan, Estados Unidos enviará cada mes a México a 30.000 migrantes cubanos, nicaragüenses, venezolanos y haitianos devueltos desde Estados Unidos.

Debido a diversos motivos, resulta difícil enviar de vuelta a los migrantes de esos cuatro países que llegan de forma ilegal a Estados Unidos.

Además, 30.000 personas por mes de esas cuatro naciones que tengan patrocinadores, que tengan sus antecedentes revisados y un pasaje aéreo a Estados Unidos podrán trabajar legalmente en el país por dos años.

El número de migrantes que cruzan la frontera entre México y Estados Unidos ha crecido de forma drástica durante los dos primeros años de mandato de Biden. Durante el año terminado el 30 de septiembre se dio el alto a migrantes en más de 2,38 millones de ocasiones, la primera vez que la cifra superaba los 2 millones.

Biden dijo que él y Trudeau hablarían sobre “cómo podríamos tratar de ayudar a estabilizar a Haití”.

Canadá está considerando la posibilidad de dirigir una misión internacional a Haití para ayudar a ese país a lidiar con su crisis humanitaria y de seguridad.

El primer ministro haitiano Ariel Henry y el Consejo de Ministros de Haití pidieron el 7 de octubre “el despliegue inmediato de una fuerza armada especializada, en la cantidad suficiente” para detener la crisis causada en parte por “las acciones criminales de pandillas armadas”. Pero más de tres meses después, ningún país ha dado un pie adelante.

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