La decisión del pívot Dwight Howard de elegir a los Rockets de Houston como su nuevo equipo tuvo como primera razón la de considerarlo el mejor equipo de cara a conseguir su gran sueño de ganar el primer anillo de campeón de la NBA.
Howard fue categórico en la entrevista que concedió a la cadena ESPN al señalar que ni el dinero, la presión o el ambiente de la ciudad de Los Ángeles influyó en su decisión final, simplemente quería volver a disfrutar del deporte del baloncesto, de sus compañeros y crecer como profesional.
Sin embargo, los mismos periodistas, que le dieron todas las alabanzas cuando rechazó el año pasado las ofertas de los Nets de Brooklyn, los propios Rockets y los Mavericks de Dallas, ahora se han vuelto contra él y lo han crucificado como sucedió cuando el alero LeBron James, con todo el derecho del mundo, eligió a los Heat de Miami para triunfar en plenitud.
Howard está convencido que junto al joven escolta James Harden y el entrenador Kevin McHale tiene más futuro que al lado de Kobe Bryant, Steve Nash y Mike DAntoni, con los que quedó demostrado que es incompatible en su juego de estrella y hombre franquicia.
El argumento de Howard no sólo es objetivo sino que además es honesto, primera vez, desde que pidió el traspaso cuando estaba con los Magic de Orlando, que su decisión la hecho con un convencimiento total y sin dejar ningún tipo de duda en su interior como persona y profesional.