El presidente acaba de expresar que las manifestaciones violentas “pareciera que respondieran a un interés de generar desestabilización, de generar desorden social”. Tal vez no lo hayan detectado antes, pero López Obrador llamó a tirar al gobierno hace dos meses y la parálisis gubernamental ante esa convocatoria ha sido alarmante.
Las acciones violentas de la Coordinadora de maestros (CNTE o CETEG) responden al llamado de López Obrador, y van por lo que su líder pide: la desestabilización del país como única vía para acceder al poder.
El problema mayor en esta provocación violenta, que la convierte en más peligrosa, es que hay un mal ambiente en el país hacia todo lo que implique autoridad. Nadie cree en nadie.
Y es que han fallado todos los símbolos de autoridad: gobierno, partidos políticos, gobernadores, medios de comunicación e intelectuales.
A Cárdenas lo agredieron al grito de “asesino”, lo mismo que a Alejandro Encinas.
El gobierno vio lastimada su autoridad moral por no cerrar a tiempo y bien el capítulo de la casa de Las Lomas, y porque no ha ejercido su facultad y obligación de mantener al país en paz. Justo en ese clima de escepticismo cayó la aclaración que hizo la señora Angélica Rivera. Hay quienes no creen en explicaciones porque no devolvió el terreno a la inmobiliaria. Y hay otros que no creen porque no quieren creer.
Pero una virtud tuvo la exposición de la esposa del presidente: los dichos sobre sus ingresos fueron acompañados por la documentación de sus declaraciones fiscales. Todo lo que dijo está siendo debatido, apoyado o impugnado. Lo que no puede refutarse es una declaración fiscal del año 2010, cuando su esposo no gobernaba el país.
El presidente Peña dio a conocer anoche su declaración patrimonial. Algo inédito en el país.
Con esa misma seriedad se le puede pedir al que promueve la desestabilización, que presente el soporte documental de sus ingresos.
El desestabilizador debe demostrar de qué ha vivido los años 2006-2007-2008-2009-2010-2011-2012-2013 y 2014.
Tiene una casa austera, pero ha viajado todas las semanas de todos los años arriba enumerados por el país y algunos lugares del extranjero.
Mantiene una familia, se mueve en avión comercial todas las semanas, y en los estados viaja en Suburban, como vimos en el incidente que tuvo en el Estado de México.
Va hasta los municipios más apartados. Come y duerme en hoteles. Debe tener algún soporte económico.
¿Por qué no se le pueden pedir cuentas de sus ingresos a AMLO? ¿No hay nadie que lo invite a presentar sus declaraciones fiscales?
Él dice que vive de lo que le da la gente. Pues de igual forma debe presentar sus declaraciones de ingresos.
El dinero regalado también hay que declararlo, porque es un ingreso. ¿Dónde está su declaración? Que la enseñe. ¿O lo que se exige a la esposa del presidente no se le puede pedir a él?
Y si cómo él dice, vive con 50 mil pesos al mes, en realidad ese ingreso corresponde al de una élite que es menor al uno por ciento de la población que trabaja. Está en el sector privilegiado. ¿No declara? Y si declara, que enseñe de qué vive el que ha convocado a desestabilizar el país.