Donald Trump necesita oxígeno político pues su discurso racista no ha bastado para levantarse del piso electoral en que supuestamente se encuentra, 14 puntos abajo del candidato demócrata Joe Biden, y convocó al presidente de México a la Casa Blanca para tal propósito.
López Obrador aceptó de inmediato ir a dar “las gracias” a Trump, con lo que el republicano podría recuperar parte del voto latino que favorece ampliamente a Biden en la competencia.
¿No que el gobierno de México no intervenía en los asuntos internos de otros países?
Otro ‘autodesmentido’ en menos de una semana, como escribió José Carreño Carlón en El Universal, en referencia a las contradicciones de un Presidente sin palabra.
Así es que ya estamos en la elección de Estados Unidos y el candidato de AMLO se llama Donald Trump.
De acuerdo con los datos dados a conocer por la edición on line de The New York Times, Trump está 39 puntos porcentuales debajo del candidato demócrata entre los votantes hispanos.
Le urge dar un golpe en ese flanco, sin perder su base electoral blanca, sin estudios y profundamente resentida con la migración.
Y lo va a lograr, pues con una simple declaración citó a nuestro presidente a la Casa Blanca, para usarlo.
Lo hizo en un contexto de abierto desprecio por los mexicanos.
La convocatoria de Trump a López Obrador la formuló en su visita al estado de Arizona, donde subió una fotografía suya en la que camina solo y con tranco firme junto al muro de acero que mandó poner entre Estados Unidos y México.
Es una imagen de gran simbolismo. El presidente de EU hace una ronda por el muro como el macho guardián de su país ante el peligro mexicano. Un superhéroe contra los violadores y delincuentes que les van a quitar empleos a los estadounidenses.
La fotografía está tomada justo cuando Trump avanza en la parte del muro que está recién pintada de negro, de acuerdo con sus instrucciones. Explicó días atrás que el negro atrae más el calor y quien pusiera una mano ahí se iba a quemar.
Con esa fotografía ilustra el diario El País, la nota que arranca así: “Donald Trump calienta su campaña electoral con una indisimulada vuelta a las esencias de su éxito: inmigrantes fuera, americanos primero y un muro con México que frena al crimen”.
Pero necesita voto latino, y quién mejor para sacarle las castañas del fuego que el Presidente de nuestro país.
Si no hay cambio de última hora –que sería muy deseable–, López Obrador estará en Washington la próxima semana, para darle las gracias a Donald Trump, “un verdadero amigo”, como han dicho él y su secretario de Relaciones Exteriores, Marcelo Ebrard.
El presidente que en todo momento busca hacerle daño a México, tendrá en el Jardín de las Rosas a nuestro Presidente que le irá a dar las gracias por el apoyo brindado a nuestro país.
Negocio electoral redondo para Donald Trump, y una vergüenza para México. El Presidente se va a humillar a Washington, como no había ocurrido nunca en la historia.
AMLO se propuso hacer historia y vaya que lo está logrando.
Va a ir a apoyar al personaje que el martes 23, día en que convocó a AMLO, se reunió con tres mil jóvenes conservadores en Phoenix, a quienes exhortó a defender las estatuas de los generales sureños que se quisieron separar de Estados Unidos para perpetuar la esclavitud.
“No se disculpen por ser blancos”, los arengó Trump y cargó contra los demócratas que quieren bajar de su pedestal a los esclavistas: “Odian nuestra historia, odian nuestros valores y odian todo lo que valoramos como estadounidenses”.
Eso que Trump “valora”, es la esclavitud de otros seres humanos.
Carece de sentido reproducir aquí todas las infamias que Trump ha dicho y hecho contra los mexicanos. Son de sobra conocidas.
El presidente Peña Nieto cometió el error de invitar a Trump a Los Pinos en la anterior campaña presidencial. Admitió que fue una falla garrafal, y cuando Trump fue presiente no le dejó pasar una.
Ahora, en Palacio Nacional, AMLO dice sí señor a la convocatoria de Trump para acortar la supuesta ventaja que le lleva Biden, y se presentará en la Casa Blanca.
Y de su ronco pecho soltó que Trump ha sido un buen amigo de México.
Qué humillación.