Una afrenta contra la libertad

Uno de los argumentos más poderosos, cuando se habla del acceso a opciones escolares, es la premisa de que los estudiantes tengan la prerrogativa de asistir a una escuela diferente a la que ha sido dictada por su código postal. Cada estudiante debería tener el derecho a transferirse de escuela si está inconforme con la calidad de su experiencia.

A la libertad de optar por otra escuela que no sea la estipulada, se le conoce con el nombre de “open enrollment” o inscripción abierta, y es una forma de institucionalizar el poder de elección de los padres dentro de un Estado o distrito escolar. Sin embargo, esta manera de salirse del área demarcada no ha ganado gran popularidad a nivel nacional, debido a que, históricamente, los distritos otorgan más importancia a planear las zonas y delimitar las fronteras que a dejarle a los padres el control de elegir.

En la actualidad, los distritos escolares más grandes del país no dan abasto para cumplir con las demandas que el crecimiento demográfico ha impuesto sobre ellos. Construir una nueva escuela requiere de millones de dólares y encontrar el capital para hacerlo, toma tiempo. Mientras tanto, las escuelas públicas permanecen sobrepobladas ¡por años!, lo cual podría solucionarse simplemente permitiendo el acceso a la inscripción abierta a quienes viven en un vecindario de escuelas con las aulas atestadas.

De esta manera, se evitaría tener que recurrir a la práctica de reorganizar los distritos (redistricting), que es una medida poco popular, al tiempo que se les ofrece a los niños la oportunidad de transferirse a un campus con menos estudiantes y/o mejores condiciones.

Por un lado, la inscripción abierta es uno de los métodos más equitativos para balancear la sobrepoblación estudiantil en aquellos lugares donde se ha experimentado un crecimiento inesperado, evitando las largas listas que suelen tener las escuelas magnets o charters. Y por el otro, ejercer la inscripción abierta permite que podamos escoger la mejor alternativa para nuestros hijos. De ahí que se le considere como una de las piedras angulares dentro de las opciones escolares.

Forzar a las familias a permanecer dentro de las restricciones de la zona geográfica impuesta por el distrito es, en principio, una afrenta contra la libertad. La flexibilidad para emigrar de una escuela a otra, a fin de acomodar las necesidades de nuestros niños, es un raro derecho que debería ser más comúnmente expandido en Estados Unidos.

Para enterarse si su Estado adoptó políticas de inscripción abierta, visite:

www.ecs.org/open-enrollment-policies

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