Para cuando la pandemia de coronavirus disminuya y los estadounidenses centren su atención en las elecciones de noviembre, Trump tendrá una batalla más dura que antes para ganar votos entre los latinos, porque millones de hispanos trabajan en las industrias de hoteles, restaurantes y turismo serán los más afectados por la crisis.
Más de 14.3 millones de trabajadores estadounidenses están empleados en el sector de servicios de alimentos y hotelería, según el Departamento de Trabajo. Un número significativo de ellos son latinos, y son los primeros que están perdiendo sus empleos.
Asimismo, el probable candidato demócrata Joe Biden ha demostrado tener más apoyo entre los hispanos de lo que se creía en las primarias demócratas recientes en Florida y Arizona. Y la campaña de Biden aprovechará al máximo la trayectoria del ex vicepresidente como el hombre clave del gobierno de Obama para América Latina.
Pocas personas lo recuerdan, pero Biden fue en los hechos el enviado especial del gobierno de Obama para América Latina entre 2012 y 2016. Biden realizó 16 viajes a países de las Américas desde 2009, incluidos cuatro viajes respectivamente a Brasil y México, tres visitas a Colombia y tres a Guatemala, según me dicen sus colaboradores.
“La política de Trump hacia América Latina se limita a Cuba, Venezuela y Nicaragua”, me dijo Juan González, uno de los asesores latinoamericanos de Biden. González me dijo que las posturas de Trump en la región están más dirigidas a ganar votos en Florida que en promover los intereses estadounidenses en la región. “Ha sido una un discurso duro, sin acciones concretas”, señaló.
Las sanciones de Trump contra Venezuela deberían estar respaldadas por América Latina y Europa, pero el aislacionismo de Trump ha antagonizado a los aliados tradicionales de Estados Unidos, y hace que sea más difícil construir una coalición efectiva contra la dictadura venezolana, agregó González.
“Por su nacionalismo extremo, Trump no puede construir una alianza internacional contra Maduro, mientras que Biden sí lo puede hacer”, me dijo González.
La campaña de Biden también planea criticar a Trump por su falta de ayuda significativa a los casi 5 millones de venezolanos que han huido a otros países de la región, por no darle el status migratorio de Protección Temporal a los refugiados venezolanos en Estados Unidos.
Mientras que Obama desembolsó $6 mil millones de dólares para los aproximadamente 5 millones de refugiados sirios durante la crisis de Siria, Trump ha dado solo $580 millones para casi la misma cantidad de refugiados venezolanos, dicen los colaboradores de Biden.
El gobierno de Trump anunció en septiembre que había otorgado un total de $376 millones en ayuda a los refugiados venezolanos en países latinoamericanos, según un comunicado del Departamento de Estado en ese momento.
El primer paso de un gobierno de Biden en América latina sería reparar las relaciones con México, dice su campaña. Biden ordenaría una moratoria sobre las deportaciones pendientes para revisar si no violan los derechos civiles, y trataría de involucrar al gobierno mexicano para abordar conjuntamente los problemas de inmigración, seguridad y medio ambiente, dice la campaña de Biden.
En 2016, Trump ganó el 28 por ciento del voto latino, según encuestas de boca de urnas. El apoyo latino a Trump aumentó a un 30 por ciento a principios de este año, según las encuestas. Muchos encuestadores coinciden en que un candidato demócrata necesitará al menos el 70 por ciento del voto latino para ganar en noviembre.
Pero la crisis del coronavirus ha cambiado todo. Ahora, es probable que el desempleo entre los latinos se disparará. Complicando las cosas aún más, los hispanos están entre quienes tienen menos cobertura de servicios médicos. Será un bloque de votantes muy disconforme con el status quo.
Si Biden gana la candidatura demócrata, como parece casi seguro, es probable que apunte a ganar más del 75 por ciento del voto latino. Si las cosas siguen como ahora, podría lograrlo.