Un político de Nevada dijo una vez que asumió que el exsenador federal por Nevada Harry Reid, estaría a cargo del Partido Demócrata del Estado de Nevada hasta que se retirara, solo para darse cuenta más tarde de que seguiría siendo su jefe hasta que muriera.
Pero ahora, incluso después del fallecimiento de Reid en diciembre de 2021, el espíritu de Harry Reid sigue impregnando el partido a través del personal que él mismo seleccionó y capacitó.
La reciente y desigual votación que desbancó a una coalición progresista que tomó el poder hace dos años en favor de un candidato respaldado por el poder establecido fue una operación clásica de Reid, impecable y meticulosamente ejecutada.
Reid habría estado orgulloso.
El senador todavía estaba vivo en 2021 cuando Judith Whitmer y su lista de progresistas vencieron a un cuadro del poder establecido liderado por el comisionado del Condado Clark Tick Segerblom, para tomar las riendas del partido que durante la mayor parte de las últimas dos décadas había funcionado como la “máquina Reid”.
Pero la máquina no perdió el ritmo: transfirió cientos de miles de dólares en efectivo del partido a un comité demócrata del Senado Federal de Estados Unidos, y el personal renunció en masa y formó rápidamente un partido en el exilio bajo el nombre de Partido Demócrata del Condado Washoe.
Los progresistas, que habían ganado limpiamente, pusieron el grito en el cielo. Planearon una “campaña de presión” para que los activistas de base inundaran de llamadas los despachos de los senadores de Estados Unidos y otros cargos del partido.
Sin embargo, no tardarían mucho en saber cómo era realmente una campaña de presión.
A medida que se acercaban las elecciones del 6 de marzo, Whitmer empezó a ver lo que estaba escrito en la pared. Y como esa escritura antigua, deletreaba el mismo mensaje: Los días de tu reinado están contados, y tu mandato ha sido analizado y considerado insuficiente.
En primer lugar, Whitmer se enfrentó a la asambleísta Danielle Monroe-Moreno, una veterana que preside la comisión más poderosa de la cámara baja, la de Medios y Arbitrios.
En segundo lugar, Monroe-Moreno recibió apoyos de casi todas las personas del poder establecido demócrata, desde las senadoras Catherine Cortez Masto y Jacky Rosen, a los funcionarios constitucionales, a los líderes y miembros de la Legislatura de Nevada a una larga lista de incondicionales del partido y voluntarios. Y, por primera vez en la historia, el engranaje más importante de la maquinaria Reid, Culinary Local 226, apoyó a Monroe-Moreno.
En tercer lugar, el exgobernador Steve Sisolak intervino, diciendo que el partido de Whitmer fue en parte culpable de su pérdida en 2022. (Si bien la pérdida de Sisolak no tuvo mucho que ver con Whitmer, no ayudó que ella rechazara la elección designada por Sisolak para vicegobernador al respaldar a la exalcaldesa de Henderson, Debra March, para el puesto).
En cuarto lugar, llegaron las noticias, una destrucción lenta y deliberada que Whitmer denunció como “una campaña de desprestigio”. Salió a la luz una acusación de Florida de hace décadas. Sus pagos a aliados por un total de más de 200 mil dólares. Un reporte del medio Politico, que citaba a una fuente anónima diciendo que el propio senador Bernie Sanders estaba decepcionado con la gestión de Whitmer. Incluso la rama de Las Vegas de Democratic Socialists of America -que respaldó a Whitmer en 2021- retuvo un apoyo, diciendo que Whitmer no los había involucrado en sus esfuerzos.
En quinto lugar, después de que el partido trató de “purgar” a más del 40 por ciento de sus miembros antes de la votación supuestamente por faltar a las reuniones – incluyendo al presidente de la Asamblea de Nevada, Steve Yeager, demócrata por Las Vegas – sonaron las peticiones de la renuncia de Whitmer.
Se había acabado. Cuando por fin se contaron los votos, Monroe-Moreno había ganado por 314-99 votos. Se convirtió en la primera mujer afroamericana en dirigir el Partido Demócrata de Nevada.
Pero no lo hizo sola. Contó con el respaldo del equipo político más experimentado de Nevada, gente que ha demostrado que sabe cómo ganar elecciones una y otra vez, gente que -aunque pierda- nunca se rinde.
Aunque la mayor parte de la cobertura informativa de la lucha partidista hacía hincapié en la ideología -demócratas moderados frente a socialistas democráticos progresistas-, en realidad nunca se trató de filosofía. Siempre se trató del objetivo central de un partido político: recaudar dinero, inscribir votantes, conseguir participación y ganar elecciones.
Harry Reid sabía cómo hacerlo, gracias a una larga carrera forjada a base de victorias reñidas y duras derrotas. Transmitió esas lecciones a su equipo, enseñándoles que ganar es la primera necesidad de toda política; sin ello, una organización política no es más que una sociedad de debate.
Puede que Reid ya no esté, pero su gente, y las personas a las que capacitarán en el futuro, siguen aquí. Los conocerás -una vez más- por el nombre de Partido Demócrata del Estado de Nevada.