Un hogar de acogida es un sitio donde el Estado lleva a los niños a vivir, cuando han sido sacados de su casa por abuso infantil, sea sexual, físico, psicológico o negligencia. Estos permanecen allí hasta que se decida si pueden devolverse a su familia de origen o ser adoptados.
Los niños siempre quieren a sus padres, aunque sean asesinos en serie. Necesitan el contacto con sus padres, aunque haga falta una persona que lo guíe y proteja de su propio padre durante el encuentro. Estudios han demostrado que los niños totalmente separados de sus familiares, sobre todo de la madre y el padre, comienzan a deprimirse, a tener problemas en la escuela y en su salud.
Estos niños vienen llenos de preguntas sin respuestas. El cambio brusco de su casa a otra de personas desconocidas, puede causar más conflictos emocionales que ayuda real. Esto, sin tomar en cuenta que antes de llegar al hogar de acogida pasó por ser arrancado del seno familiar, por policías que lo metieron en su carro y se lo llevaron.
Es importante que haya terapia infantil y familiar durante el proceso de separación de los niños de sus padres. Dada por verdaderos profesionales, ya que se enfrentan a serios procesos que ameritan mucho conocimiento para ser superados. Muchos niños le “cobran” al padre o madre del hogar de acogida toda la rabia y el dolor de haber sido separados abruptamente de sus padres biológicos. A ellos debe explicárseles bien lo que está sucediendo, o el daño será peor.
Hay un problema muy serio de salud mental en EEUU, porque el acceso a buenos terapeutas no es pagado ni por los seguros, ni por el gobierno.
El acto de sacar a los niños de casa y separarlos se hace por su propia seguridad, “supuestamente”. Además del posible abuso recibido en su familia, nadie le explica nada, nadie contesta a sus preguntas. Muchas veces, la madre no sabe lo que está pasando, por ejemplo, están siendo abusados sexualmente por su padrastro. Aunque una mamá siempre sabe que un niño está siendo abusado.
El trabajo de prevención es importante para minimizar los conflictos con las familias y los niños. Remover a los niños de su familia es traumático. Si es necesario hacerlo, debe existir ayuda psicológica en el proceso. Las familias deben ser evaluadas profundamente por un experto en terapia familiar. Quizás trabajar con la familia es mucho mejor para todos. Evitar a toda costa re-traumatizar a un pequeño que ya está siendo traumatizado.