Feminicidios en nivel de emergencia. La peor inseguridad en décadas. Se juntan la crisis económica interna con la tormenta que viene de fuera. Ya entró al país el mal del siglo, llamado coronavirus…
¿Es para preocuparse? Sí.
Preocupa porque el gobierno no muestra capacidad de respuesta a prácticamente nada.
No hay reflejos ante el reclamo femenino, hacia el que nuestro Presidente evidenció una notable antipatía. Las mujeres salen por cientos de miles a las calles a pedir seguridad y la respuesta presidencial no fue un programa concreto contra los criminales que abusan de su condición de fuerza para agredirlas o matarlas, sino una perorata acerca de quienes lo quieren tumbar.
Por ahí consiguieron a una encapuchada que dijo que buscan tirar a AMLO y con eso dieron cuerpo al argumento de “la manipulación conservadora” y el carácter conspirativo de un grito de hartazgo que ha sido y es genuino, limpio, porque las están matando: diez por día.
No tienen reflejos porque no saben unir, ni sumar, sino todo lo contrario.
Hemos construido un país de machos –con la relatividad del término– y entre todos deberíamos enmendar con humildad el daño que hemos hecho a las mujeres. Empecemos.
Repito y subrayo: entre todos. No es que los machos sean de derecha y los civilizados de izquierda. Lamentablemente así lo ve el gobierno. Puro maniqueísmo. Con esas anteojeras no hay manera de corregir nada.
Las pérdidas de ayer rondaron los treinta mil millones de pesos por el paro de mujeres que nos mostró lo obvio: sin ellas no hay país.
El Presidente felicitó a las mujeres de la marcha, pero se hizo todo para boicotearlas. Les pusieron vallas metálicas para que no pudieran entrar al Zócalo. Eso lo hizo la 4T, el gobierno de Morena en la CDMX.
¿Qué gobierno es ese que le cierra el Zócalo con planchas de acero a una manifestación? Ni cuando había regencia sucedía. De todas maneras, la mayoría entró, pero la intención era dificultar el trayecto para que no llenaran el Zócalo y ningunear la marcha.
Hubo hombres y mujeres encapuchadas que agredieron a manifestantes. Y aunque eran pocos buscaron amedrentar a los contingentes a la altura de Bellas Artes para que no continuaran al Zócalo.
¿Quiénes eran? Halcones de la 4T.
La obligación del Presidente es garantizar la seguridad a la población, y en especial a las mujeres porque las matan por el hecho de ser mujeres.
La ineptitud y el primitivismo político de nuestros gobernantes están a la vista. Y es en todos los frentes.
Con inteligencia y buena fe, el gobierno pudo sumar este fin de semana a las mujeres, y las ofendió. En lugar de disculparse por haber ninguneado y calumniado su movimiento “manipulado en los medios”, el Presidente insiste en la cantaleta de “los conservadores disfrazados de feministas”.
La matanza y la sevicia contra mujeres (y hombres, y niñas y niños) no tiene los signos políticos que el Presidente inventa, en lugar de hacer su trabajo: parar la masacre.
Ayer habló de la posibilidad de revocación del mandato en el primer trimestre de 2022 e invitó a hacer campaña y de esa manera hacerlo renunciar.
¿Qué es eso, por Dios?
Su obligación es solucionar problemas, no hacer campañas políticas ni convocar a hacerlas sobre algo que puede ocurrir en 2022.
Los problemas están aquí, ahora, y debe resolver lo más que pueda. Para eso tiene que sumar, y divide. No están capacitados para gobernar y el Presidente, en lugar de escuchar a los que sí saben, se vanagloria de que es terco. Cuando se ignora una materia, la terquedad es lo peor. Esperemos que el coronavirus no pegue con virulencia en México, porque de ocurrir tendremos una mortandad.
Se ahorraron dinero en Salud y los resultados cobran vidas. Recientemente se registró la cuarta persona muerta en el hospital de Pemex en Tabasco porque le suministraron medicina adulterada. Le echaron la culpa a laboratorios Pisa, pero resulta que no la compraron ahí.