Joan Manuel Serrat me educó con sus canciones. Me sé de memoria cada verso de “Mediterráneo”. Cada vez que voy a una presentación suya, salgo “nueva”, siento que vale la pena vivir y siempre aprendo algo. Resumiendo: lo admiro y lo amo desde que era una jovencita.
He cantado sus canciones en mis shows. Mi preferida es “Lucía”. Realmente, él es un ser único.
Leyendo el discurso reciente de Serrat en Costa Rica, que me envió una amiga, me sentí menos “diferente”. Definitivamente, comparto su cosmovisión y su forma de analizar el desastre en que vivimos hoy. Esto debe leerlo el mundo entero:
“En los últimos años, ha sido extraordinario el crecimiento tecnológico y científico que hemos experimentado. Pero también ha sido muy grande la pérdida de los valores morales de nuestra sociedad. Se han producido daños terribles a la naturaleza, muchos de ellos irreparables, y es vergonzosa la corrupción que desde el poder se ha filtrado a toda la sociedad. Más que una crisis económica, diría que estamos atravesando una crisis de modelo de vida. Y, sin embargo, sorprende el conformismo con el que parte de la sociedad lo contempla. Como si se tratara de una pesadilla de la que tarde o temprano despertaremos. Espectadores y víctimas parecemos esperar que nos salven aquellos mismos que nos han llevado hasta aquí. Es necesario que recuperemos los valores democráticos y morales que han sido sustituidos por la vileza y la avidez del mercado, donde todo tiene un precio, donde todo se compra y donde todo se vende. Es un derecho y una obligación restaurar la memoria y reclamar un futuro para una juventud que necesita reconocerse y ser reconocida. Tal vez no sepamos cuál es el camino. Tal vez no sepamos por dónde se llega antes. Pero sí sabemos qué caminos son los que no debemos volver a tomar. Espero que ustedes, gente buena, instruida y tolerante, sabrán juzgar mis palabras por su intención, más que por la manera en que sido capaz de expresarme. Mientras tanto, que los músicos no paren de hacer sonar sus instrumentos. Y que los poetas no dejen de alzar la voz. Que los gritos de la angustia no nos vuelvan sordos. Y que lo cotidiano no se convierte en normalidad, capaz de volver de piedra a nuestros corazones. Muchas gracias”. Joan Manuel Serrat.
El cantautor pasará a la historia de la música. Y lo que sucede hoy en el mundo, no. Y no me digan que Serrat y yo estamos viejos. El mundo está mal, la música que escuchan nuestros hijos, también. Estamos tomando el camino equivocado. Los valores no cambian, son eternos.
La educación sexual no es adoctrinamiento. La obscenidad y bulla repetida (excepto, en algunos casos, en Colombia y República Dominicana), no es música, no es arte. Recuerda: los seres humanos no podemos vivir sin verdadero arte.
Solo agregaría algo. Sí sabemos el camino: recuperar los valores, trabajar con la familia y la justicia, y sacar a la mayoría de los políticos.