El Periférico es una gran obra, pero necesita mantenimiento. No puede ser que por la aparición de un hoyo se paralice la principal arteria de la ciudad por 24 horas, y se anuncien nuevos cierres a la circulación.
Lo que vimos el miércoles es el retrato de cómo gastan los gobernantes: se le mete dinero a lo que se puede ver, a lo que luce y sirve para la foto, y se abandona la infraestructura oculta que da sustento a todo lo demás.
La vida útil de la tubería dañada, que ocasionó la formación de la grieta, caducó hace 15 años. ¿Por qué no se cambió a tiempo? ¿Por qué se esperó hasta que colapsara?
Sucedió lo que sucedió porque la atención se ha centrado, en estos 15 años, en obras vistosas que puedan lucir los gobernantes y así impresionar a los electores.
Un hoyo en el Periférico, que se formó por el descuido de las últimas administraciones capitalinas, provocó un embotellamiento de 23.5 kilómetros.
Más de la mitad del Periférico, que mide 41.8 kilómetros, se paralizó como consecuencia de la irresponsabilidad de los que han gobernado la ciudad.
Para agilizar el tráfico se hicieron segundos pisos y vías elevadas sobre algunas arterias, en lugar de invertirse en más y mejor transporte público (con la salvedad de las obras hechas por el gobierno de Marcelo Ebrard en el Metro y el Metrobús).
Sin embargo las vías elevadas funcionan mal por ausencia de autoridad que regule a las empresas que tienen la concesión.
En la Supervía, la empresa controladora (integrada por OHL, COPRI y ATCO) cobra muy caro por un muy mal servicio.
Para entrar a la Supervía sobre el Periférico hay que hacer, por lo general, una larga fila. ¿Por qué no es expedito el acceso? Porque los sensores que leen el TAG fallan y el chequeo debe hacerlo un operario de forma manual.
Compraron sensores de mala calidad, a pesar del elevado cobro a los automovilistas por tramos cortos: 20 pesos por mil 900 metros de Santa Fe a Las Águilas.
Esas vías elevadas, para cuyo uso el automovilista compra recargas, se limitan a dar servicio sólo unas horas al día, pues las cierran a las once de la noche. Es una estafa. Se paga para usarlas a cualquier hora, pero el acceso es limitado.
Cierran las vías elevadas para evitarse el pago de un turno extra de trabajadores que operan los sensores manuales a los TAG en los vehículos. Por supuesto que es una estafa.
Las vías elevadas, en lugar de cerrarse por las noches, deberían ser de acceso gratuito.
¿Habrá alguna autoridad que se atreva a terminar con ese abuso?