Si el candidato opositor Aécio Neves gana la segunda vuelta el 26 de octubre en Brasil —una posibilidad que no descarta prácticamente ningún encuestador—, el país más grande de Sudamérica “despolitizaría” su política exterior y pondría fin a 12 años de vínculos preferenciales con Venezuela, Argentina y otros gobiernos de izquierda, dicen los principales asesores de Neves.
Neves, un ex gobernador del Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB), fue la gran sorpresa en la primera ronda electoral del domingo. Neves, que ocupaba el tercer lugar en las encuestas, ganó el segundo puesto en los comicios presidenciales, calificando así para desafiar en la segunda vuelta a la presidenta Dilma Rousseff, del Partido de los Trabajadores, quien obtuvo el 42% de los votos.
Es probable que los resultados finales de la segunda vuelta sean definidos por los partidarios de la derrotada candidata Marina Silva, quien obtuvo el 21% de los votos en las elecciones del domingo. Muchos analistas políticos creen que Silva no apoyará a Rousseff en la segunda vuelta, porque está resentida con la presidenta debido a que esta última la atacó con inusual dureza durante la campaña.
“Casi todos esperan que Marina haga una declaración pública de apoyo a Aécio”, dice Murillo de Aragao, director de la empresa brasileña de análisis político Arko. “(La presidenta) Dilma Rousseff está en una situación muy difícil, porque el 55% de los votantes brasileños quieren un cambio”.
En una entrevista telefónica realizada el lunes, Rubens Barbosa —jefe del equipo de política exterior de la campaña de Neves— me dijo que si su candidato gana la segunda vuelta, Brasil pondrá fin a su política exterior de los últimos 12 años, que definió como basada en “afinidades ideológicas” en vez de los intereses nacionales de Brasil.
“Si Aécio gana, va a haber un cambio muy fuerte en la política externa de Brasil en la región”, dijo Barbosa, ex embajador brasileño en Washington. “Habrá una total despolitización de la política externa brasileña en la región.
Vamos a diversificar nuestras asociaciones con todos los países de la región, independientemente de su ideología”.
Cuando le pedí que aclarara la idea, Barbosa me dijo que la política exterior brasileña iniciada durante el gobierno del ex presidente Luiz Inácio Lula da Silva, se basa en priorizar los vínculos con los miembros del bloque económico sudamericano Mercosur, integrado por Brasil, Argentina, Venezuela, Uruguay y Paraguay.
Pero los exportadores brasileños se quejan de que el Mercosur ha sido un obstáculo para el crecimiento brasileño, porque impide que Brasil firme unilateralmente acuerdos comerciales con los 28 miembros de la Unión Europea o con cualquier otro país que no sea miembro del Mercosur. Las reglas del Mercosur exigen que cualquier acuerdo de libre comercio sea negociado por todos los países miembros, y tanto Argentina como Venezuela se oponen a cualquier negociación extraregional.
Barbosa me dijo que un gobierno encabezado por Neves procuraría vínculos comerciales más cercanos con la Unión Europea y con países como México, Chile, Colombia y Perú, que tienen economías más abiertas.
Si Argentina y Venezuela se oponen a esas conversaciones comerciales extraregionales “no descartaremos ninguna opción”, dijo, sugiriendo que Brasil podría unirse con Uruguay y Paraguay para cambiar las reglas del Mercosur, pese a la oposición de Argentina y Venezuela.
“Tendríamos una relación mucho más fuerte con los países desarrollados, sin perjuicio de las relaciones con los países en desarrollo”, dijo Barbosa.
Agregó que “actualmente, la política de Brasil es dar absoluta prioridad a las relaciones Sur-Sur, y poner en segundo nivel las relaciones con países desarrollados. Nuestro programa contempla otorgar la misma importancia a nuestros vínculos con las naciones desarrolladas que damos a los países en desarrollo, para buscar nuevas tecnologías e innovación en los países desarrollados”.
Mi opinión: Las elecciones de Brasil serán muy reñidas, y puede ganar cualquiera. No se puede descartar que la presidenta Rousseff gane la segunda vuelta a pesar de su mediocre desempeño en la primera vuelta del domingo. Habrá cuatro debates antes de la segunda vuelta, y el equipo de Rousseff ha demostrado ser muy efectivo cuando hace campañas negativas contra sus rivales.
Además, al igual que lo ocurrido en las recientes elecciones de Colombia, cuando el presidente Juan Manuel Santos ganó la segunda vuelta gracias a los votantes que se habían abstenido en la primera vuelta, Rousseff podría ser reelecta si consigue que un porcentaje sustancial del 19% que se abstuvo en la primera ronda acuda a las urnas y vote por ella en la segunda vuelta.
Pero si los encuestadores y los expertos políticos están en lo cierto al interpretar que el mensaje de la primera vuelta electoral de Brasil fue que el 55 por ciento de los brasileños quiere un cambio, y que Neves parece encarnar ese deseo de cambio, habría un giro político importante en la política exterior del país más grande de Latinoamérica, que podría resultar en cambios en el mapa político de toda la región.