No es ningún secreto que Venezuela es una democracia cosmética en la que el presidente Nicolás Maduro recurre a todo tipo de triquiñuelas para retener sus poderes absolutos. Pero su última jugada – crear papeletas electorales para confundir a los votantes opositores – resulta casi divertida si no fuera por la gravedad del tema.
La Comisión Nacional Electoral controlada por el gobierno de Venezuela dio a conocer las boletas electorales para las cruciales elecciones legislativas del 6 de diciembre, en las que la coalición opositora conocida como Mesa de la Unidad Democrática (MUD) figura bajo el nombre de “Unidad” y aparece al lado de dos partidos no relacionados que – oh, sorpresa – también llevan el nombre de “Unidad”.
“Es una triquiñuela del gobierno”, me dijo el secretario ejecutivo de la MUD Jesús ‘Chúo’ Torrealba en una entrevista telefónica. “El gobierno ha inventado y financiado micro partidos que se hacen pasar por partidos disidentes u opositores, que utilizan el mismo nombre, pero en realidad son partidos satélites del gobierno creados para confundir a los votantes”.
Mientras que el primer cuadro de “Unidad”, en la parte inferior izquierda de la hoja de votación, corresponde a la coalición opositora de la MUD, los otros dos llevan respectivamente los nombres de “Min-Unidad” y “UnidadDR”, y tienen un aspecto muy similar.
Según la coalición opositora, se trata solo de una de las últimas maniobras del régimen de Maduro para controlar el proceso electoral, y tal vez incluso inducir un “autogolpe” para suspender las elecciones. Consideren estas otras siete jugadas sucias del régimen:
En primer lugar, el gobierno ha declarado un “estado de excepción” en 10 municipios a lo largo de la frontera con Colombia, en medio de un creciente conflicto diplomático con ese país. El conflicto comenzó después de que Maduro ordenó el cierre de la frontera y deportó a miles de colombianos, alegando que un grupo criminal colombiano había atacado a soldados venezolanos.
Muchos opositores sospechan que Maduro está creando conflictos fronterizos con Colombia y Guyana como excusa para cancelar las elecciones de diciembre, o declarar un “estado de excepción” a nivel nacional para prohibir concentraciones opositoras.
Al menos 10 líderes de la oposición – incluyendo la prominente ex congresista María Corina Machado, quien fue despojada de su escaño en el Congreso por las autoridades electorales en manos del gobierno – han sido “inhabilitados” para postularse en las elecciones del 6 de diciembre bajo una variedad de cargos de dudosa veracidad.
Uno de los líderes opositores más carismáticos, Leopoldo López, ha estado en una cárcel de alta seguridad durante los últimos 18 meses bajo acusaciones de que “instigó” las protestas de la oposición de febrero del 2014. López es uno de por lo menos 40 presos políticos venezolanos que han sido encarcelados para silenciarlos, según grupos de derechos humanos.
Maduro ha dicho que no aceptará observadores electorales de la Organización de los Estados Americanos. En cambio, Maduro ha dicho que sólo permitirá “acompañantes electorales” de la Unión de Naciones Sudamericanas, UNASUR, una organización inclinada hacia el gobierno venezolano, que la oposición venezolana acusa de hacer “turismo electoral”.
Al igual que en elecciones anteriores, el régimen de Maduro prácticamente domina el tiempo de televisión con transmisiones obligatorias de discursos presidenciales y una avalancha de anuncios pro-gubernamentales pagados por el Estado. El régimen, que en los últimos años cerró RCTV y silenció otros medios electrónicos, ahora está tratando de cerrar el diario El Nacional a través de una investigación fiscal, según denunció el miércoles el director de ese periódico, Miguel Henrique Otero.
Las autoridades electorales, al igual que en elecciones anteriores, utilizan distritos electorales diseñados de tal manera que los territorios favorables al gobierno tienen mayor representación que los de mayoría opositora. En las elecciones legislativas del 2010, los resultados oficiales mostraron un empate técnico en el que el partido del gobierno PSUV ganó por apenas 1 por ciento del voto total, pero el PSUV ganó 96 escaños en la Asamblea Nacional, mientras que la oposición obtuvo solo 65 escaños.
Por último, Maduro está intimidando a los votantes con la posibilidad de una guerra civil si la oposición gana en diciembre. El presidente dijo el 22 de junio que habría un “caos…si la derecha tomara la Asamblea Nacional”.
Mi opinión: El gobierno de Maduro está cada vez más desesperado y – con una tasa de inflación anual de 180 por ciento y una economía que se calcula colapsará casi un 7 por ciento este año – está recurriendo a trucos cada vez más bajos para robar las elecciones.
No hay excusa para que los países latinoamericanos no exijan a Venezuela que permita observadores de la OEA. A luz de las últimas jugadas sucias del régimen deben exigirlo ahora, y decir que de otro modo no aceptarían una dudosa victoria del gobierno.