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Licitar TV, IETU e IVA

Todos los partidos políticos coinciden en que el Estado necesita recursos para atender necesidades sociales. Difieren en el cómo. Van tres propuestas: —Que pongan a subasta cuanto antes las dos nuevas cadenas de televisión.

No es gran cosa si se compara con el presupuesto general, pero por lo menos son 20 o 25 mil millones de pesos que entrarían frescos a cubrir necesidades de contingencia.

Con lo que se obtenga por la licitación de las dos cadenas se podría cubrir hasta tres veces el actual boquete fiscal de nueve mil millones de pesos, que no encuentran cómo tapar.

Si el gobierno necesita dinero para atender emergencias como las que acabamos de tener por el paso de las tormentas Ingrid y Manuel, ahí está ese par de activos: las señales de dos nuevas cadenas de televisión.

Los tiradores ya están a la vista y sólo faltaría soltar la licitación, o hacer más expeditos los trámites legislativos. Ahí hay dinero, ¿por qué no lo toman?

—Dejar el IETU tal como estaba implicaría que el erario tuviera unos 115 mil millones de pesos al año.

Nadie le pidió al gobierno desaparecer el IETU, y tampoco nadie se lo agradece ahora que anunció su extinción. Que no muera. Ahí hay 115 mil millones, ¿por qué los desprecian?

El IETU es un impuesto de control, ¿para qué deshacerse de él? Además de perder un ingreso multimillonario, van a volver a proliferar las empresas que declaran en ceros.

Quizá en lugar de ese encontronazo con las clases medias, que fue el intento de poner IVA a colegiaturas y a rentas de casas habitación e hipotecas, mejor se hubiera dejado el IETU.

Aún hay tiempo de enmendar el desliz del IETU, así como se pudo componer el tema de las colegiaturas y las hipotecas. Repito: son 115 mil millones de pesos los que se están dejando ir.

—La homologación del IVA en la frontera le ha valido al gobierno federal una fuerte rechifla en el norte del país.

Los silbidos son hasta cierto punto injustos, porque quienes más aprovechan el diferencial de IVA en esa región del país no son los consumidores, sino los grandes almacenes.

Un Ipad o unas llantas cuestan lo mismo en el DF que en Mexicali. La diferencia de IVA no se la ahorra el comprador, sino que va a la bolsa del vendedor.

Una salida justa a esa controversia, de homologar o no el IVA en 16 por ciento en la franja fronteriza, sería dar atribuciones a los gobiernos estatales para que lo cobren.

Si en esas entidades quieren más dinero, que recauden: adelante, que pongan ellos el IVA en 16 por ciento.

Es que los gobernadores son muy buenos para extender la mano a la Federación y que éste se las llene, pero a la hora de recaudar se ponen del lado contrario.

En fin, posibilidades de obtener dinero sí hay, aun por encima de diferencias partidistas.

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