Después de analizar unas 82 escuelas alrededor del país, el Center on Reinventing Public Education (CRPE) encontró algunos modelos de aprendizaje a distancia que están funcionando con mayor éxito que otros bajo las actuales circunstancias. Entre las que se destacaron hay 18 escuelas Charter, que, según Robin Lake y Bree Dusseault, podrían servir de ejemplo por su adaptabilidad y su innovación.
Robin Lake es el director del Center on Reinventing Public Education en la Universidad de Washington Bothell. A su vez, Bree Dusseault es practicante residente de dicha organización y parte del equipo de respuesta ante la crisis COVID-19. Anteriormente, sirvió como directora de escuela, maestra y gerente general de Green Dot Public Schools en Seattle.
Luego de tres semanas de estudio y un cúmulo de información recolectada, CRPE reportó que las nuevas tendencias adoptadas por unos 18 grupos operadores de escuelas Charter incluían clases en línea en tiempo real, encuentros virtuales regulares con los estudiantes, así como una nueva descripción del trabajo de los maestros. Esto último, con el fin de que los mismos pudieran dar un mayor soporte a la educación a distancia, al tiempo que compartían sus experiencias con otras escuelas necesitadas de planes de estudio listos y efectivos.
Algunos de los operadores requirieron que sus maestros sirvieran como consejeros de grupos de estudiantes, quienes penaban por asistencia solicitando su entrada a las universidades o resolviendo problemas de índole académica o conductual. Por ejemplo, en Nueva York, la Academia Success dividió la clase entre varios maestros. Mientras uno enseña y lidera, otro revisa concomitantemente el material que los estudiantes van enviando, otro revisa las tareas y otro llama, uno a uno todos los días a los alumnos.
De esta forma, el equipo se mantiene al tanto del progreso de la clase, sin descuidar la calidad de la instrucción. La mitad de estos operadores, o sea, nueve de ellos, ya han creado planes de aprendizaje bastante exhaustivos, los cuales incluyen un currículo formal, instrucción y monitoreo de los avances académicos obtenidos por la clase.
Al comparar las técnicas, los investigadores observaron que el progreso del estudiante es monitoreado más a profundidad dentro de las cadenas Charter que dentro de las escuelas públicas tradicionales.
Las herramientas que están empleando estas organizaciones para mantener el pulso sobre el progreso académico son varias: Google Classrooms, Microsoft Teams y Canvas. Y su uso viene acompañado de otras plataformas digitales que permiten medir la asistencia y evaluar las asignaciones.
Desde luego, los encargados de este análisis dicen —y concuerdo—: aquí no se pretende echar a pelear un sistema contra el otro, sino compartir ideas que ayuden a todos a navegar la crisis monumental, con el propósito de que las buenas prácticas se compartan con transparencia, con espíritu de solidaridad y para el bien de nuestros niños.