Funcionarios electorales del Condado Clark aceptaron mi firma en ocho sobres de devolución de votos durante las elecciones generales. Es más evidencia de que la verificación de firmas es una medida de seguridad defectuosa.
Durante meses, los funcionarios electorales le han dicho a los habitantes de Nevada que no se preocupen por las boletas que se acumulan en los contenedores de basura de los apartamentos o se envían a direcciones equivocadas.
“Las boletas de correo desechadas no pueden ser recogidas y marcadas por cualquiera”, indica una hoja informativa de la oficina de Secretaría de Estado. “Todas las boletas de correo deben ser firmadas en el sobre de devolución de la boleta. Esta firma se usa para autentificar al votante y confirmar que fue realmente el votante y no otra persona quien devolvió la boleta de correo”.
Quería probar esa afirmación simulando lo que podría pasar si alguien devolviera boletas que no le pertenecen. Mucha gente tuvo esta oportunidad. Billy Geurin, un residente de Las Vegas por 10 años, encontró cinco boletas sueltas en la sala de correo de su departamento. Un lector me envió por correo electrónico una foto de una pila de correo al lado del camino, que incluía boletas sueltas. Hay numerosas fotos de ejemplos similares en redes sociales.
Nueve personas participaron en esta prueba. Escribí sus nombres en cursiva usando mi letra normal. Luego copiaron mi versión de su nombre en el sobre de la boleta. Este proceso de dos pasos era necesario para asegurar que no se rompiera ninguna ley.
El lunes, le pregunté al registrador del Condado Clark, Joe Gloria, sobre este escenario. Si las boletas firmadas por otra persona “se aprobaran, todavía tendríamos la coincidencia de la firma para confiar en la identidad”, dijo. Cuando le pregunté si confiaba en que la salvaguarda identificaría esas boletas, respondió: “Confío en que el proceso ha funcionado durante todo este proceso”.
Se equivocó. Ocho de las nueve boletas fueron aprobadas. En otras palabras, la verificación de firmas tuvo un 89 por ciento de fracaso en la captura de firmas no coincidentes.
Esto podría explicar cómo una boleta “firmada” por Rosemarie Hartle, quien murió en 2017, pasó por la verificación de firmas, como lo informó 8 News Now. Podría explicar cómo Jill Stokke, una residente de Las Vegas desde hace mucho tiempo, se enteró de que la firma de su boleta coincidía, a pesar de que afirmó que nunca la recibió.
Los funcionarios del condado no están trabajando proactivamente para determinar si malhechores abusaron de esta vulnerabilidad de manera generalizada. La oficina de Gloria no “cuenta con un equipo de investigación”. Comentó que su oficina atrapa votos fraudulentos “cuando nos los reportan”. Así que si un criminal no admite que cometió fraude electoral, es poco probable que el Condado Clark se entere de ello. La ignorancia voluntaria no es una estrategia de seguridad electoral.
Deja de lado la carrera presidencial. Menos de 200 votos separan a los principales candidatos del Distrito Senatorial 5. En 2018, el senador estatal Keith Pickard ganó su carrera por 24 votos. Incluso pequeñas cantidades de fraude pueden cambiar los resultados.
No está claro cuánto fraude electoral tuvo lugar en Nevada. Pero está claro que la verificación de la firma no es la prueba de seguridad que los oficiales electorales hicieron que fuera.