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El legado de Marcos: marginación e intolerancia

Las zonas controladas por el EZLN son un ejemplo de divisionismo, intolerancia e incremento de la pobreza.

A 20 años del levantamiento armado para instaurar en México un régimen socialista, los saldos del zapatismo en aquellos lugares donde gobiernan nos muestran lo que habría sido de México si hubieran triunfado en su asonada.

La pobreza alimentaria ha crecido, mandan unas Juntas de Buen Gobierno que impiden el libre tránsito de las personas, y la educación se rige por extraños parámetros en los que las calificaciones las pone “el pueblo”.

Los niños tienen perdida la oportunidad de prepararse medianamente en una escuela en forma.

Se les ve en los poblados con muñecos de Marcos, Tacho y Ramona, los que venden a cinco pesos a los practicantes del turismo revolucionario.

Eso les dejó el EZLN. Ahí está el legado de Marcos.

San Andrés Larráinzar está dividido en dos: zapatistas y ex zapatistas. En la plaza pública tienen su propia línea fronteriza.

El reportaje de David Saúl Vela publicado ayer en estas páginas, da cuenta de cómo se partió el pueblo donde se firmaron los “Acuerdos de San Andrés”: hay una parte donde manda la Junta de Buen Gobierno, del EZLN, y en la otra hay autoridades electas, ex milicianos que quieren recibir la ayuda de los programas sociales del gobierno del estado y del federal.

Quieren recibir el apoyo porque lo necesitan: más del 80 por ciento de la población está en pobreza alimentaria, es decir, padece hambre.

Lo que vemos en Chiapas no es sólo el fracaso del zapatismo, sino también de los gobiernos local y federal, que han metido dinero a raudales a esa entidad, pero mal invertido, o que se ha quedado en las redes de la corrupción.

En la zona zapatista, nos narra Vela con base en testimonios de la localidad, no se permite a sus habitantes salir de la comunidad para trabajar en otros lados. El que lo hace, es expulsado del lugar donde están sus raíces.

Para ingresar a un municipio autónomos se necesita un permiso de la Juntas de Buen Gobierno.

Incluso quien quiere tomar una foto a la distancia necesita un permiso especial de la Junta de Buen Gobierno.

Moisés, ex zapatista, le dice al reportero David Saúl Vela que “ellos (los del EZLN) no permiten trabajar en otro lado, no permiten salir, sólo hay que trabajar con ellos y yo tengo mi tierrita (fuera de la comunidad zapatista) y no puedo trabajarla si estoy con ellos”.

El futuro no pinta mejor. En su modelo educativo no hay plan de estudios, grados escolares ni calificaciones. “El pueblo evalúa con base en el avance de cada uno de los estudiantes para los oficios en los que se les capacita”, expone Vela en su reportaje.

Ahí sigue Marcos. Ahí sigue el EZLN. Veinte años después. Una tragedia.

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