La virulencia de Morena contra la elección interna del PRD es una buena señal para este partido: les dolió que su proceso interno haya salido bien y con un ganador claro. Si en realidad hubiese habido tal “desaseo general en elecciones internas del PRD”, entonces lo procedente era anular los comicios, como convenía al lopezobradorismo.
No hubo ese tiradero que convenía a López Obrador, y los perredistas salieron fortalecidos de su proceso interno. Nos guste o no, esos son los hechos.
Los perredistas acudieron masivamente a votar y dejaron claro cuál es su voluntad. Apoyaron el diálogo, la apertura y la institucionalidad de sus dirigentes.
Miguel Ángel Mancera es otro triunfador en esos comicios, ya que sus antecesores en el cargo no mostraron tener el peso que se creía adentro del PRD.
El jefe de Gobierno cuenta con un partido en el cual apoyarse, aunque no sea militante perredista. Los chantajes del grupo Izquierda Democrática para obtener posiciones de poder dentro de la administración capitalina, no se respaldan con el músculo que presumían.
La correlación de fuerzas al interior del PRD es favorable al estilo incluyente y sin sectarismos de Mancera. Es un claro ganador de la elección.
Los derrotados –de manera sorpresivamente abrumadora–, fueron las huestes de René Bejarano y Marcelo Ebrard, enemigos acérrimos de lo que fue el Pacto por México y acusadores de tener una dirigencia nacional “entreguista”.
La militancia de ese partido no avaló esos juicios y dejó a la corriente de Bejarano con 16 por ciento de los sufragios y a la de Marcelo Ebrard con 2.4 por ciento.
Bejarano es una clara minoría y Ebrard es políticamente irrelevante dentro de la izquierda. Si hace dos años pudo ganarle la candidatura presidencial a López Obrador, hoy Marcelo Ebrard esta reducido a la mínima expresión.
A López Obrador le fue mal con la elección del PRD porque no se anularon los comicios ni hubo deserciones de militantes o dirigentes, que él, desde luego, quería captar.
Sin embargo sería un error político que el PRD asumiera este triunfo como una victoria contundente sobre López Obrador. O pensaran que el tabasqueño ya no representa un peligro para ese partido.
El PRD nos mostró que su militancia está unida en torno a la conducción de su dirigencia. Pero una cosa son las elecciones internas y otra diferente son comicios abiertos en una elección federal.
López Obrador emprendió un camino sin retorno y hará todo lo que esté a su alcance para convertir a Morena en el partido hegemónico de la izquierda. Es un político hábil, que tiene mucho reconocimiento y es infatigable.
El PRD ganó una batalla importante, pero la definitiva está por venir.Estelas
La compra de la totalidad de las acciones de Iusacell por parte de Grupo Salinas es el banderazo para la competencia real en telefonía. Bienvenida, ya era hora.