EEUU y Latinoamérica, ¿nueva era?

La reciente afirmación del presidente Barack Obama de que ha comenzado “un nuevo capítulo de compromiso” de Estados Unidos con América Latina se ha convertido en un nuevo mantra de su administración, pero lamentablemente se trata de una expresión de deseos, más que una realidad.

Eso es lo primero que pensé tras entrevistar a la secretaria de Comercio de Estados Unidos, Penny Pritzker, durante una visita a Miami para pronunciar un discurso en el que dijo que “este es un momento histórico para las Américas”, y habló del “renovado interés de la administración Obama en las Américas”.

Pritzker citó un reciente discurso de Obama en el que el presidente dijo que “mejorar las relaciones entre Estados Unidos y Cuba creará nuevas oportunidades de cooperación a través de nuestra región”. La Secretaria de Comercio añadió que las actuales negociaciones de Estados Unidos con 11 países de la cuenca del Pacífico — incluyendo Japón, Australia, México, Perú y Chile — para firmar un Acuerdo de Asociación Transpacífico (TPP), que crearía la zona de libre comercio más grande del mundo, beneficiarán enormemente a América Latina.

También dijo que “desde Guadalajara a Santiago a Sao Paulo, los países de la región, con algunas excepciones, están gravitando hacia políticas más promercado, proinversión y una visión democrática para su futuro”. Durante su visita, anunció que viajará a Colombia, Brasil y — quizás tan pronto como el mes próximo — Cuba.

Cuando nos sentamos para realizar una entrevista, no pude evitar preguntarle si el gobierno de Obama no está exagerando al decir que estamos ante una “nueva era” en las relaciones interamericanas.

En primer lugar, no recuerdo ningún gobierno reciente de Estados Unidos que no haya proclamado una “nueva era en las Américas”.

Lo que es más, Obama es el primer presidente estadounidense en varias décadas que no ha propuesto un gran plan para la integración comercial de todo el continente. Obama está negociando el acuerdo Transpacífico con países asiáticos y unos pocos latinoamericanos, y una Asociación Transatlántica de Comercio e Inversión, pero no ha propuesto un acuerdo Transamericano.

En segundo lugar, el gobierno de Obama no ha invertido mucho tiempo ni energía en América Latina en los últimos seis años.

Obama hizo su primer viaje al exterior como Presidente a Canadá, en lugar de México, en el 2009, y en el 2012 proclamó su política de “pivote Asia” prometiendo centrar la política exterior estadounidense en Asia. Desde entonces, Obama ha centrado la mayor parte de su política exterior en el Medio Oriente.

El Secretario de Estado, John Kerry, ha hecho 65 viajes al extranjero desde que inició su cargo hace dos años, pero solo seis de ellos fueron a América Latina, según datos de la propia página web del Departamento de Estado.

En tercer lugar, China le ha quitado una significativa cuota de mercado a Estados Unidos en Latinoamérica en la última década. China ya se ha convertido en el primer socio comercial de Brasil y Chile, y el segundo de Argentina, Perú y Uruguay, según datos de las Naciones Unidas.

“No creo que esto se trate de ganar o perder (cuota de mercado)”, me dijo la secretaria de Comercio Pritzker. “Se trata del hecho de que hay un gran mercado tanto para China como para Estados Unidos para hacer negocios con América Latina”.

“Nuestro compromiso con América Latina es más amplio y más profundo de lo que ha sido nunca”, añadió Pritzker. “Nuestro comercio con América Latina está creciendo de forma espectacular”.

Además, el Acuerdo de Asociación Transpacífico — si es aprobado — permitirá a México, Chile y Perú participar en cadenas de valor que se beneficiarán de un aumento del comercio entre Estados Unidos y Asia, dijo. Y debido a que se trata de un acuerdo “arquitectura abierta”, otros países latinoamericanos como Brasil o Argentina podrían sumarse más tarde, dijo.

En cuanto a si América Latina es cada vez más democrática, dijo que “hay un anhelo de trabajar con los Estados Unidos en términos de nuestras políticas … en varios países en todo el hemisferio”.

Mi opinión: Como dijimos en columnas recientes, la caída de los precios de las materias primas está comenzando a cambiar los vientos políticos en América Latina después de más de una década de populismo radical que fue financiado con las bonanzas del petróleo y los granos.

Sin embargo, estamos todavía lejos del “nuevo capítulo” en las relaciones entre Estados Unidos y América Latina proclamado por Obama. En todo caso, hay una gran oportunidad para que Estados Unidos pueda recuperar el terreno perdido en la región, que Obama pudiera estar reconociendo ahora. Pero para convertir esa oportunidad en realidad, tendrá que prestarle mucha más atención a la región.

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