Lo ocurrido ayer con la expedición de las leyes que dan sustento a la reforma energética es el triunfo de México sobre sus detractores internos.
Hasta el último día trataron de engañar con que la reforma energética se trataba de una “traición a la patria”. Que es “otro botín para repartirse”.
O que quienes están por la reforma energética son “vendidos al gobierno”.
Salvo objeciones válidas que presentó el PRD, lo que oímos y leímos de parte del lopezobradorismo fue una grosera campaña para desacreditar a los partidos y a los analistas que estuvieron en favor de la reforma energética.
Su apuesta es que a México le vaya mal para poder presentarse como los únicos salvadores de la patria, que está en manos de vendidos y maleantes, como dicen los voceros de AMLO en los medios de comunicación.
El lopezobradorismo y sus expresiones en los medios no fueron capaces de presentar argumentos en contra de los razonamientos básicos que sirvieron para impulsar la reforma energética.
Todos los países con petróleo cuentan con esquemas de producción similares a los que adopta México con la reforma energética promulgada ayer. ¿Todos están equivocados, a pesar de que les va bien?
Si creyéramos en los estribillos del lopezobradorismo en los medios, todos los países productores de petróleo tendrían que dar marcha atrás en las reformas que ya hicieron hace más de una década, y adoptar un esquema de producción similar al que tenía Pemex.
Seguramente piensan que Noruega, Colombia y Brasil, entre otros países productores, están llenos de traidores a la patria y de vendidos al gobierno en turno.
La simplificación maniquea de las acusaciones que salen de ese núcleo político es incapaz de responder a las preguntas de fondo, que sí responde la reforma energética.
¿Por qué no sacar petróleo de aguas profundas en el Golfo de México, donde empresas de Estados Unidos sacan un millón de barriles diarios y nosotros cero, a pesar de que tenemos mucho?
Eso sí es atentar contra el país y sus posibilidades, al dejar que la riqueza petrolera duerma en el subsuelo marino y no la usemos para la industria o para obtener ingresos.
¿Por qué no permitir que empresas privadas que aporten capital y tecnología, asuman riesgos geológicos, financieros y ambientales de la explotación y extracción de petróleo y gas, y le paguen por ello a la nación?
Más de 30 por ciento del gas que consumimos es importado: ¿no seremos más soberanos produciéndolo aquí?
El sector privado produce 36 por ciento de la energía que consumen las grandes empresas, ¿no es mejor regularlo y que la pequeña y mediana empresas tengan acceso a energía más barata?
¿Por qué los hidrocarburos se tienen que transportar obligatoriamente en camiones y no a través de tubos? Las pipas son privadas, los poliductos también lo serán… sólo que las pipas son 13 veces más caras que los poliductos.
“Vendidos”, “traidores a la patria”, “se van a repartir el botín”… Perdieron con sus frases tan falsas como incendiarias. Ganaron los argumentos. Ganó el país.