AMLO: “México bien vale una misa”

Que una persona no católica haga fila para saludar al Papa puede ser divertido y no creo que sea infrecuente ni censurable, pero que lo haga con fines de propaganda política como acaba de ocurrir con López Obrador, es un retrato que subraya su desfachatez oportunista.

López Obrador se inventó una gira a Europa solamente para ponerse en la fila de los que saludan al Papa en la audiencia pública y tomarse la foto con él, porque esa foto le resulta valiosa en su adelantada campaña presidencial.

Lo que hizo fue un acto genial de propaganda, para alguien sin escrúpulos.

Usa una fe que no es la suya, a un pastor que no reconoce, para ganar votos en un país que pretende gobernar y es mayoritariamente católico.

“México bien vale una misa”, podrá decir López Obrador, en una parodia de Enrique IV de Navarra y también rey de Francia, que siendo calvinista se convirtió al catolicismo para ocupar el trono francés.

La frase original, “París bien vale una misa”, es recordada hasta el día de hoy como el prototipo del oportunismo de los ambiciosos de poder.

O para decirlo en palabras de Woody Allen: “Estos son mis principios, pero si no les gustan tengo otros”.

Ante el próximo viaje del Papa Francisco a México, López Obrador quiere asumirse como el “amigo” del Pontífice en nuestro país y capitalizar el discurso papal en favor de los pobres como una reafirmación de una suerte de alianza entre ambos.

Puro artificio de campaña. Cero respeto a la fe y a la investidura de un pontífice que se ha ganado al mundo con un discurso humanista y despojado de boato.

La perversidad de AMLO también estriba en haber hecho pasar un saludo de paso por una audiencia privada, que no existió.

Alguna embajada –no necesariamente la de México– en El Vaticano o de la propia curia le ayudó a estar en el lugar indicado, por donde pasaría el Papa, y así poder estrecharle la mano, darle una carta y, lo más importante, tomarse la foto.

López Obrador le entregó al Papa una carta con reflexiones políticas, que en lugar de reservar su contenido, la dio a conocer en redes sociales junto con la foto donde alarga el brazo para saludar a Bergoglio.

Miguel Barbosa, líder del PRD en el Senado, relata en un artículo publicado el viernes en Milenio, que él también vio al Papa, y que éste “recibe documentos de muy diversa naturaleza, documentos incluso cuyo texto podría ser de mayor contenido político que la (carta) entregada por Andrés Manuel, pero son privados, no se difunden como un acto de promoción”.

Pero a eso fue López Obrador al Vaticano. A promoverse en México. A buscar la foto para obtener votos. No importa que no sea católico ni crea que el Papa es el representante de Cristo en la tierra. México bien vale una misa. De ese tamaño es su ambición de poder.

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