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Ya cayó ‘Sergio, el bailaor’ (Moreira)

Hace algunos años un secretario de Gobernación nos dijo: “tengo debilidad por los pícaros, pero ya le expliqué a Humberto Moreira que lo que quiere hacer, dejar a su hermano como sucesor en la gubernatura de Coahuila, no lo va a resistir el sistema político mexicano”.

Moreira rompió todas las reglas de urbanidad y seguramente va a vivir un calvario judicial de años, porque él se forjó la imagen de símbolo de corrupción e impunidad, sea o no sea así.

Los cargos que enfrenta en España son débiles aunque la acusación viene envuelta en la demoledora narrativa de “lavado de capitales, malversación de caudales públicos, cohecho y organización criminal”.

Suena durísimo. Pero…

En concreto, el delito de Moreira en España, que lo tiene en prisión preventiva, es por haber recibido durante su estancia en ese país, donde estudia, 217 mil dólares (poco menos de cuatro millones de pesos) provenientes de dos empresas suyas en México: Unipolares y Espectaculares del Norte; y Negocios, Asesoría y Publicidad.

Los cargos son débiles, pero la fama pública de Moreira va a bastar para que le apliquen mano dura.

Moreira rompió con todos protocolos del sistema político, no sólo por dejar a su hermano en la gubernatura para que le cubriese las espaldas, sino además por burlar la ley de manera flagrante, e insultar con la mano del gato al presidente en funciones Felipe Calderón.

Durante una visita de Calderón a Coahuila, el entonces gobernador Humberto Moreira mandó pintar bardas con calumnias hacia el presidente, con su falso alcoholismo. Eso no se hace en México ni en ningún lugar del mundo.

Sus desplantes contra Felipe Calderón lo llevaron a la presidencia del PRI, porque “había que ponerse duros” con el gobierno y abandonar el trato civilizado que caracterizaba a Beatriz Paredes. El otro candidato a presidir el PRI, Emilio Gamboa, también es un político de buenos modales. El PRI quería guerra.

Cuando Moreira era presidente del PRI aparecieron documentos que al parecer probaban que el entonces gobernador había contratado deuda para Coahuila sin contar con el aval del Congreso estatal. Las autorizaciones eran falsas.

Por alguna razón el entonces presidente Felipe Calderón no metió a la cárcel a Moreira, a pesar de que era época de elecciones: un líder nacional del PRI a prisión por falsificar documentos, era un bocado de cardenal. Calderón no actuó. Se la perdonó. O no había tales elementos para detenerlo.

Moreira se sintió inmune e impune. Y continuó con su fiesta personal contra el presidente, hasta que resultó insostenible para el propio PRI.

Ahora en manos de la justicia española, un país que necesita logros visibles en su lucha contra la corrupción, Moreira tiene un futuro negro aunque los cargos sean débiles. ‘Sergio el bailaor’ le puso un connotado político panista. Al parecer, y por ahora, ya bailó.

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