La Universidad de Nevada Las Vegas en conjunto con el Colegio de Artes Liberales, presentaron el pasado lunes 10 de noviembre su primera charla sobre la trata de personas bajo el título “Human Trafficking and the Narratives of Modern Slavery”. Una charla que fue llevada a cabo por Laura T. Murphy, Profesora Asistente y Directora del proyecto The Modern Slavery Research Project de la Universidad Loyola en Nueva Orleans.
La trata de personas es una forma de esclavitud (sexual o laboral) que involucra el secuestro, el engaño o la violencia.
La Convención de las Naciones Unidas contra la Delincuencia Organizada Transnacional define la trata de personas del siguiente modo: la captura, el transporte, el traslado, la acogida de personas, recurriendo a la amenaza o al uso de la fuerza u otras formas de coacción, al rapto, al engaño, al abuso de poder o a la concesión o recepción de pagos o beneficios para obtener el consentimiento de una persona que tenga autoridad sobre otra, con fines de explotación. Esa explotación incluirá, como mínimo, la explotación de la prostitución ajena u otras formas de explotación sexual, los trabajos o servicios forzados, la esclavitud, la servidumbre o la extracción de órganos.
Actualmente, más de 29 millones de personas alrededor del mundo se encuentran viviendo bajo esclavitud. Una cifra difícil de aceptar según Laura Murphy. “No podemos vivir en un mundo donde hay personas viviendo como esclavos. Es inaceptable”, aseguró Murphy ante una audiencia de más de 50 estudiantes quienes escucharon con interés la charla.
Desafortunadamente, el delito de la trata de personas es una de las actividades ilegales más lucrativas después del tráfico de drogas y armas, en donde las ganancias generadas alcanzan los 10 mil millones de dólares anuales. Es un negocio a nivel mundial en el que se compran y se venden personas. Las mujeres y las niñas constituyen alrededor del 80% de las víctimas identificadas. La trata de niños representa entre el 15% y el 20% de las víctimas, aproximadamente.
Murphy hizo énfasis en la necesidad de permitirle a las víctimas el expresar y compartir sus historias a su propio paso y tiempo. Ella menciona que muchas veces las personas que comparten sus historias terminan siendo casi explotadas de nuevo por la agenda de terceras personas y por el propósito de obtener ganancias monetarias lucrando del dolor de estas víctimas.
El propósito principal de esta charla fue el de darle a conocer a los estudiantes algunos de los factores que influyen en la forma en que las víctimas narran sus experiencias. Entre estos están los factores políticos, religiosos y económicos.
Con respecto a los factores políticos, Murphy comentó que en ocasiones figuras reconocidas en el medio político se convierten en una voz y una ayuda para las víctimas que narran sus experiencias por medio de libros, entre los ejemplos que la Directora del proyeto The Modern Slavery Research Project mencionó están los comentarios que figuras como Hillary Clinton han hecho sobre los libros que algunas de las víctimas han escrito. “El contar con el reconocimiento de figuras políticas como Clinton, influyen mucho en los lectores y de la misma forma le dan un apoyo emocional a las víctimas de saber que no están solas”, aclaró Murphy.
Así mismo, destacó el papel que juegan los medios de comunicación al momento de tratar con víctimas de la trata de personas. “Es verdaderamente triste el ver como medios de comunicación entrevistan a las víctimas de este delito, muchas de las veces por vender la historia”, aseguró Murphy.
Durante la charla se resaltó la necesidad de trabajar con los cuerpos policiacos. “Uno de los grandes retos es el cómo identificar a las víctimas, como acercarse a ellas y crear conciencia en la comunidad sobre la situación que existe.”
Las víctimas de trata tienen una serie de necesidades físicas, psicológicas y de seguridad que requieren de atención inmediata debido al proceso al que han sido sometidas y los grupos con los que han estado vinculadas.
“Al encontrarnos frente a una posible víctima de trata es conveniente tener buen conocimiento sobre el tema.”
“Hay una necesidad fuerte de entrenamiento a los cuerpos policiacos para que entiendan que para las víctimas es muy difícil hablar sobre la experiencia más traumática de su vida”, indicó Murphy.
Una de las tendencias que se han visto es que muchas de las víctimas se han convertido en activistas y empiezan sus propias organizaciones no lucrativas para abogar y luchar por las voces que aún permanecen en silencio. Murphy reconoce que finalmente se puede ver un aumento de movilización por parte de las diferentes organizaciones sin fines de lucro para concientizar en la lucha por abolir el delito de la trata de personas.
“Esto es un trabajo de todos. Es nuestro deber estar informados para poder trabajar con las víctimas de tráfico humano. Todo esto requiere de un verdadero compromiso en el que la cooperación entre las entidades públicas y la sociedad civil resulta fundamental”, concluyó Murphy.