Una “serie de agresiones al personal” que provocaron hospitalizaciones la semana pasada provocó un cierre generalizado de todas las instalaciones del Departamento de Correccionales de Nevada durante varios días, según confirmó la agencia el jueves.
No estaba claro en qué centro o centros se produjeron las agresiones, cuántos miembros del personal resultaron heridos o el alcance de sus lesiones, pero el subdirector Bill Quenga le declaró el jueves al Review-Journal que “los funcionarios” fueron tratados en un hospital local y dados de alta el mismo día.
En un comunicado, Quenga declinó dar más detalles sobre los ataques, citando un “caso activo” que está siendo investigado.
Los cierres entraron en vigor la noche del 28 de enero, comentó, y la mayoría de las restricciones se levantaron el lunes, aunque algunas instalaciones seguían trabajando bajo “operaciones modificadas”.
Durante un cierre, que según Quenga se pone en marcha después de cualquier “incidente importante de seguridad o protección”, los reclusos deben permanecer en sus zonas de alojamiento asignadas hasta que el centro vuelva a operar con normalidad. Los cierres se levantan sólo después de que un incidente “se identifique y controle”, añadió.
“El Departamento Correccional de Nevada da la máxima prioridad a la seguridad de su personal”, agregó Quenga en el comunicado.
Según el sitio web del departamento, éste gestiona 19 instalaciones en todo el estado: dos centros de alojamiento transitorio, siete prisiones y 10 campamentos de conservación.