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Una pareja de indigentes de Las Vegas encontró el amor y una casa en un contenedor de carga

La primera pareja del Valle de Las Vegas que se mudó a una casa hecha de un contenedor de transporte se conoció en la fila de un banco de alimentos.

Donna Charles, de 65, y Robert Caris, de 63, fueron los primeros en hacer fila en una mañana de septiembre en el banco de alimentos Share Village, antes conocido como Veterans Village, en el centro de Las Vegas.

Al principio, compartieron historias sobre la vida en las calles, pero las conversaciones pronto empezaron a tomar fuerza.

“Comenzamos a venir solo para vernos”, expresó Charles, una rubia de piel clara y curtida con ojos azul claro y flequillo.

Ambos habían estado casados antes, así que querían ir despacio.

“Fui precavido”, señaló Caris, que había estado soltero durante 20 años, mientras pasaba su silla de ruedas por el estacionamiento, con una cola de caballo gris colgando de su espalda.

El cortejo comenzó con él trayéndole a Charles una taza de café del 7-Eleven todas las mañanas con dos azúcares, dos cremas y un chorrito de moca y vainilla. Un par de meses más tarde, la invitó a almorzar.

“Me siento como una niña”

“Era un caballero”, dijo ella. “Con él, sé que estaré a salvo. Cada día es un sentimiento diferente, lo veo todos los días y es emocionante. Me siento como una niña”.

Caris le pidió que se casara con él en diciembre y le dio un anillo con una gema en forma de corazón. Verán su primer hogar juntos el lunes por la mañana, cuando se inaugure el parque de contenedores de 10 unidades en Share Village.

A medida que la pareja se fue conociendo mejor, descubrieron que tenían mucho en común. Ella estuvo casada con un comandante del Cuerpo de Marines durante 30 años; él era un sargento retirado del ejército.

A ambos les gustaba el fútbol, aunque sus lealtades estaban en desacuerdo. Él es un fan de los Dallas Cowboys; a ella le gustan los Washington Redskins.

“Yo soy Cowboys; ella es los Indians”, bromeó.

Charles se mudó a Share Village en abril, después de tres años viviendo en las calles. Su marido murió en 2015, y su hija murió inesperadamente en 2016. Sin familia viva, se sumió en el alcoholismo. Barría los pisos y fregaba las mesas de McDonald’s por una hamburguesa en compensación.

Después de que Help of Southern Nevada la ayudó a obtener sus beneficios de discapacidad, Seguro Social y beneficios para cónyuges de militares, se mudó a su habitación en Share Village.

Conoció a Caris unos meses después.

“No podíamos dejar de hablar, siempre nos sentimos cómodos”, afirmó.

The Village de Sands Cares, que lleva el nombre del principal contribuyente al proyecto, lleva más de un año en construcción.

Una visión de un crucero marítimo

Pero el director general de Share Village, Arnold Stalk, dijo que su visión del proyecto se remonta a la década de 1980, cuando el crucero en el que se encontraba atracó en México y vio los contenedores apilados en el puerto.

“Yo lo llamo la casa instantánea”, describió. “Creo que es un prototipo absoluto de lo que se puede hacer con la vivienda asequible, y todo el camino está abierto para cualquiera que quiera desarrollarlo”.

Stalk dice que planea construir unas 50 unidades más, con al menos 10 reservadas para veteranos, que era su misión cuando empezó a impulsar el plan.

Las unidades obtienen energía de paneles solares y tienen inodoros eficientes que trituran los residuos y los empujan al sistema de alcantarillado más rápido. Las unidades también pueden ser recogidas por montacargas y enviadas por la noche si es necesario. Tienen cocinas, refrigeradores y microondas y están equipadas con muebles y ropa de cama.

Hay una lavandería en el sitio para que los residentes la usen.

Los materiales y la mano de obra necesarios para convertir los contenedores fueron donados por la Fundación Martin Harris Construction and Builders United. Docenas de otras organizaciones también contribuyeron.

Las unidades vienen en dos tamaños, 20 por ocho pies y 40 por ocho pies, y cuestan 27 mil y 37 mil dólares, respectivamente, para comprar y renovar. Stalk dijo que los permisos de la ciudad costaban otros 10 mil dólares por unidad.

El alquiler de la unidad más grande, de 320 pies cuadrados, es de 650 dólares al mes, incluidos los servicios públicos, y el de la más pequeña, de 160 pies cuadrados, es de 550 dólares al mes. Los que tienen vales subvencionados por el gobierno federal pagarán el 30 por ciento de sus ingresos para el alquiler.

Queja al ADA

Todas las unidades cumplen con el Acta Federal de Estadounidenses con Discapacidades (ADA, por su sigla en inglés), que es importante para Caris y Charles. Él usa una silla de ruedas debido a una severa enfermedad degenerativa de los huesos. Utiliza un andador para amortiguar el deterioro de sus huesos.

Planean casarse en el mismo lugar donde se conocieron y le han pedido a Stalk que entregue a Charles.

“Nos conocimos aquí, nos comprometimos aquí, nos enamoramos aquí. Es como un cuento de hadas”, describió Charles. “Cada minuto cuenta; no me estoy haciendo más joven”.

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