Enero es el mes de la salud cervical y tenemos excelentes noticias: nunca ha sido más fácil protegerte a tí y a tus seres queridos del cáncer cervical—una enfermedad potencialmente mortal pero muy prevenible.
En los Estados Unidos, cada año, más de 4,000 mujeres mueren a causa de esta condición. Tristemente, entre estas madres, esposas, hermanas, e hijas que perdemos prematuramente figuran una cantidad desproporcionada de mujeres latinas. En comparación con las mujeres blancas no hispanas, las hispanas corremos un 60 por ciento mayor de riesgo de sufrir de este cáncer, y 50 por ciento mayor de riesgo de morir del mismo.
Dichosamente, hemos entrado en una nueva era de avances médicos que podrían borrar esta estadística fatal. Hoy en día tenemos tres armas potentes contra este cáncer que podrían casi eliminarlo en solo una generación, siempre que todos nos valiéramos de las mismas.
Primero tenemos la vacuna del virus de Papiloma Humano (VPH), que puede prevenir la gran mayoría de los casos de cáncer cervical. Esto se debe a que la gran mayoría de los casos de VPH son causados por este virus. Esta vacuna se debe administrar tanto a los niños como a las niñas entre las edades de 11 y 12 años (se requieren tres dosis). Vacunar a los varones es necesario porque ellos transmiten el virus, y además los protege de otros tipos de cáncer también. Además, las mujeres menores de 26 años y los hombres menores de 21 que no hayan recibido la vacuna también deben vacunarse.
Segundo tenemos la prueba Papanicolaou, o Pap, que puede detectar cambios celulares mucho antes de que se conviertan en cáncer. Esto permite el tratamiento temprano, que es mucho más fácil y efectivo que esperar hasta que la persona tenga un caso de cáncer avanzado.
Tercero, hoy día tenemos pruebas más sofisticadas que pueden detectar el VPH y sus variaciones más cancerosas para alertarnos de los casos que necesitan monitoreo más intensivo. Tu médico te ayudará a decidir si esa prueba es indicada en tu caso particular.
Estas tres herramientas juntas, preventivas pueden hacer del cáncer cervical, una cosa del pasado, y gracias a la Ley de Cuidado de Salud Asequible, la gran mayoría de los planes médicos tiene que cubrir todas estas medidas preventivas sin costo adicional al paciente. También existen programas del gobierno, centros de salud comunitarios, y entidades como Planned Parenthood, que proveen estos servicios gratuitamente o a costo reducido para quienes no tienen seguro.
Pero nuestra comunidad no está tomando ventaja de estas defensas contra el cáncer cervical. Según estadísticas gubernamentales, la gran mayoría de los adolescentes hispanos no han terminado el curso recomendado de tres vacunas de VPH. Además, una de cada cuatro latinas no se ha hecho un Pap en los últimos tres años.
¡Basta ya de perder a nuestras madres, esposas, hermanas e hijas innecesariamente por culpa de una enfermedad prevenible! Como comunidad, tenemos que comprometernos a dar la batalla contra el cáncer cervical. Asegúrate de que todos los preadolescentes, adolescentes, y jóvenes en tu vida se vacunen contra el VPH y que todas las mujeres en tu vida se hagan el Pap, y así eventualmente convertiremos el cáncer cervical en una memoria distante.
Sinsi Hernández-Cancio, abogada, analista de políticas de salud, y mamá, tiene casi 20 años de experiencia luchando a favor de la igualdad de los derechos para las mujeres y las familias hispanas, y actualmente es la Directora de Equidad en Salud de Families USA, una organización sin fines de lucro no partidista que aboga por mejorar el acceso a cuidado de la salud de alta calidad para todos.
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