Sentenciaron a “El Marro” con 60 años de prisión

[El Tiempo]

CIUDAD DE MÉXICO.- El líder de una banda criminal conocida por desviar gasolina de los conductos de combustible del gobierno (huachicoleo) fue sentenciado a 60 años de prisión por secuestro, según las autoridades del estado de Guanajuato, en el centro de México.

José Antonio Yépez Ortíz había sido uno de los sospechosos más buscados de México antes de su arresto el 2 de agosto de 2020, luego de un tiroteo con la policía. El presidente Andrés Manuel López Obrador elogió la detención en su momento como “importante, muy importante”.

La pandilla había librado durante mucho tiempo una sangrienta batalla territorial con el cártel de Jalisco, y las autoridades lo culparon de gran parte de la violencia en el estado industrial y agrícola de Guanajuato.

La Procuraduría General de Justicia del estado dijo que el hombre conocido como “El Marro” (que significa “El mazo”), fue sentenciado por un tribunal de la región. Los medios de comunicación dijeron que aún enfrenta cargos por intento de homicidio, robo de combustible y crimen organizado.

La pandilla Santa Rosa de Lima, de Yépez Ortíz, comenzó asaltando trenes de carga y robando tuberías de combustible, pero se ramificó en la extorsión y otros delitos, especialmente después de que López Obrador declaró la guerra a las tomas de tuberías y cortó temporalmente el flujo de combustible a principios de su administración.

Yépez Ortíz fue inusual entre los líderes de pandillas al publicar videos con emotivos llamados a sus seguidores, incluído uno unos meses antes de su propio arresto en el que parecía llorar después de que arrestaran a varios de sus simpatizantes y familiares. En otro video de la misma época, amenazó con unir fuerzas con el cártel de Sinaloa para combatir a Jalisco.

La disputa territorial con Jalisco convirtió a Guanajuato, con sus plantas automotrices extranjeras y localidades turísticas como San Miguel de Allende, en el estado más violento de México.

La pandilla de Santa Rosa no era un cártel de la droga, sino una pandilla poderosa y violenta que creció en una aldea agrícola del mismo nombre robando combustible y asaltando trenes.

Trató de construir una red de apoyo entre los residentes locales permitiéndoles tomar una parte menor del botín de los robos. Cuando los esfuerzos de seguridad del gobierno dificultaron los robos de combustible, se recurrió a la extorsión de negocios como tortillerías y distribuidores de automóviles y equipos agrícolas.

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