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Las muertes durante el embarazo en Estados Unidos descendieron en 2022 luego del brote de la pandemia

Actualizado March 31, 2023 - 12:13 pm

Las muertes de mujeres embarazadas en Estados Unidos disminuyeron en 2022, reduciéndose significativamente desde un máximo de seis décadas alcanzado durante la pandemia, según sugieren nuevos datos.

Más de 1,200 mujeres estadounidenses murieron en 2021 durante el embarazo o poco después del parto, según el recuento final publicado este mes por los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC). En 2022, hubo 733 muertes maternas, según datos preliminares de la agencia, aunque es probable que la cifra final sea mayor.

Las autoridades afirman que la tasa de mortalidad materna de 2022 va camino de acercarse a los niveles anteriores a la pandemia. Pero eso no es genial: La tasa anterior al COVID-19 era la más alta de las últimas décadas.

“¿De lo peor a lo casi peor? No lo llamaría exactamente un logro”, dijo Omari Maynard, un neoyorquino cuya pareja murió después del parto en 2019.

Los CDC contabilizan las mujeres que mueren durante el embarazo, el parto y hasta 42 días después del nacimiento. El sangrado excesivo, los bloqueos de los vasos sanguíneos y las infecciones son las principales causas.

El impacto del COVID

El COVID-19 puede ser especialmente peligroso para las mujeres embarazadas, y los expertos creen que fue la razón principal del repunte de 2021. Según algunos activistas, los médicos agotados pueden haber agravado el riesgo al ignorar las preocupaciones de las mujeres embarazadas.

En 2021 ocurrieron unas 33 muertes maternas por cada 100 mil nacimientos vivos. La última vez que el gobierno registró una tasa tan alta fue en 1964.

Lo ocurrido “no es tan difícil de explicar”, afirma Eugene Declercq, investigador de la mortalidad materna en la Universidad de Boston desde hace muchos años. “El aumento estuvo relacionado con el COVID”.

Análisis anteriores del gobierno concluyeron que una cuarta parte de las muertes maternas en 2020 y 2021 estaban relacionadas con el COVID, lo que significa que todo el aumento de las muertes maternas se debió a las infecciones por coronavirus o al impacto más amplio de la pandemia en la atención a la salud. Las mujeres embarazadas infectadas por el coronavirus tenían casi ocho veces más probabilidades de morir que sus compañeras no infectadas, según un estudio reciente publicado por BMJ Global Health.

El organismo de las embarazadas ya está sometido a una gran presión, y su corazón se ve obligado a bombear con más fuerza. Otros problemas de salud pueden hacer que su estado sea más frágil. Y encima, “el COVID va a empeorar todo eso”, afirma la doctora Elizabeth Cherot, directora médica y de salud de March of Dimes.

No ayudó el hecho de que las tasas de vacunación entre las mujeres embarazadas fueran decepcionantemente bajas en 2021, sobre todo entre las afroamericanas. Parte de eso estuvo relacionado con la limitada disponibilidad de vacunas y con que los CDC no recomendaron plenamente las vacunas para las mujeres embarazadas hasta agosto de 2021.

“Al principio había mucha desconfianza hacia la vacuna en las comunidades afroamericanas”, dijo Samantha Griffin, propietaria de un servicio de doula que atiende principalmente a familias de color en el área de Washington, D.C.

Pero hay algo más, añadieron ella y otros. En 2021, la tasa de mortalidad materna de las mujeres afroamericanas era casi tres veces superior a la de las blancas. Y la tasa de mortalidad materna para las mujeres hispanoamericanas ese año aumentó un 54 por ciento en comparación con 2020, superando también la tasa de mortalidad de las madres blancas.

‘No se les escuchaba’

Transcurrido más de un año de la pandemia, muchos médicos y enfermeras se sentían agotados y pasaban menos tiempo en persona con los pacientes.

En aquella época, los profesionales “tenían que tomar decisiones rápidas y quizá no escuchaban tanto a sus pacientes”, explica Griffin. “Las mujeres decían que pensaban que algo iba mal y que no se les escuchaba”.

Maynard, que tiene 41 años y vive en Brooklyn, dijo que él y su pareja experimentaron eso en 2019.

Shamony Gibson, una saludable mujer de 30 años, estaba lista para tener a su segundo hijo. El embarazo transcurrió sin problemas hasta que sus contracciones dejaron de progresar y se sometió a una cesárea.

La operación fue más complicada de lo esperado, pero su hijo Khari nació en septiembre. Unos días después, Shamony empezó a quejarse de dolores en el pecho y falta de aliento, cuenta Maynard. Los médicos le dijeron que solo tenía que relajarse y dejar que su cuerpo descansara del embarazo.

Más de una semana después de dar a luz, su salud empeoró y suplicó ir al hospital. Entonces tuvo un paro cardiaco y sus seres queridos llamaron pidiendo ayuda. Los paramédicos y los bomberos se centraron inicialmente en si Gibson consumía drogas ilícitas, dijo Maynard, y añadió que no era así.

Fue hospitalizada y murió al día siguiente de un coágulo de sangre en los pulmones. Su hijo tenía 13 días.

“No la escuchaban en absoluto”, dijo Maynard, artista que ahora da conferencias como activista de la salud materna.

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