WASHINGTON — Los legisladores y la Casa Blanca siguen debatiendo entre ellos por un paquete de estímulo contra el coronavirus, pero también se enfrentan a plazos críticos para aprobar la legislación necesaria para frenar el aumento de muertes e infecciones y estabilizar una economía maltrecha.
“Hagamos esto”, indicó la representante Susie Lee, una demócrata cuyo distrito congresional en la duramente afectada Nevada incluye Henderson y Boulder City.
Después de que la Cámara de Representantes aprobó un paquete de tres billones de dólares hace meses, queda una brecha de un billón de dólares entre los demócratas del Congreso, la administración de Trump y los republicanos del Senado.
Ambos lados han continuado discutiendo sobre los detalles de un proyecto de ley de consenso y echando la culpa por el fracaso de la legislación ampliamente anticipada por las empresas, los trabajadores, los inquilinos, las escuelas, los estados y las ciudades.
El Senado podría votar esta semana su propuesta de un billón de dólares, presionando a los demócratas, que están en negociaciones con el secretario de tesorería Steven Mnuchin y el jefe de personal de la Casa Blanca, Mark Meadows.
Pero la presidenta de la Cámara de Representantes demócrata por California, Nancy Pelosi, ha descartado casi por completo un enfoque poco sistemático de la entrega de ayuda federal a los necesitados.
Tras una llamada telefónica de 36 minutos entre Mnuchin y Pelosi, ambas partes no parecieron estar más cerca de encontrar un consenso que permitiera al Congreso aprobar un proyecto de ley de ayuda que el presidente firmara.
Pelosi comentó que aún existen “serias diferencias”, incluso después de que los demócratas ofrecieran bajar un billón de dólares y los republicanos ofrecieran subirlo a 2.2 billones de dólares.
Necesidad de alivio
Los legisladores de ambos partidos están de acuerdo en que se necesita asistencia federal, ya que una prórroga federal de 600 dólares en pagos por desempleo ha finalizado; ha expirado una moratoria de desalojo, las empresas necesitan ayuda y los estados y ciudades buscan asistencia para evitar el despido de trabajadores esenciales.
El impacto en Nevada ha sido agudo, con el cierre de casinos, hoteles y lugares de entretenimiento y el despido de empleados debido a la pandemia.
El desempleo en Nevada ha sido particularmente alto, ya que la expiración de la ayuda federal para los desempleados ha afectado a grandes ciudades como Las Vegas, Henderson y Reno.
“Ese alivio expiró hace un mes, y los estadounidenses siguen esperando que actuemos. Se acabó el tiempo”, comentó Lee, quien, como otros demócratas en la delegación del Congreso, apoya el proyecto de ley aprobado por la Cámara Baja.
El gobernador demócrata por Nevada, Steve Sisolak, intervino y extendió la moratoria de desalojos la semana pasada.
Días después, el presidente Donald Trump usó sus poderes ejecutivos para extender la moratoria de desalojos y proveer asistencia para el desempleo, aunque no con los actuales 600 dólares por semana que los Demócratas quieren extender hasta enero.
Meadows le informó a varios medios de comunicación que se han hecho progresos en las negociaciones.
Incluso el polémico tema de proveer a los estados y ciudades ayuda federal ha visto un movimiento hacia el consenso.
Aunque los demócratas propusieron casi un billón de dólares en ayuda federal a los estados y ciudades (una petición con el respaldo de Nevada, Henderson y Reno), los republicanos han pasado de cero a 150 mil millones de dólares en negociaciones.
El líder de la mayoría del Senado, el republicano Mitch McConnell, se enfrenta a una fractura en el caucus republicano del Senado donde algunos conservadores han argumentado en contra de un mayor gasto que aumente la deuda.
El Congreso y la Casa Blanca ya han aprobado este año tres billones de dólares en nuevos gastos debido al coronavirus. Los conservadores argumentan que la deuda es demasiado grande.
Los legisladores liberales rápidamente señalan el recorte de impuestos aprobado hace dos años por los republicanos y la Casa Blanca que añadió aproximadamente dos billones de dólares en nueva deuda.
Más fondos de estímulo
Otro paquete de ayuda podría incluir un cheque de estímulo adicional, el cual Trump busca. Además, podría contener ayuda para escuelas, colegios y hospitales, fondos para más pruebas, para programas de nutrición y dinero para el Servicio Postal de Estados Unidos.
El asesor económico de la Casa Blanca, Larry Kudlow, declaró que extender los préstamos para pequeñas empresas “sería muy útil”, junto con más ayuda a las escuelas.
Pelosi citó el consejo del presidente de la Reserva Federal de instar a gastar ahora, mientras las tasas de interés se mantienen bajas, y argumentó que una inyección de efectivo en la economía durante la desaceleración tendría el mayor beneficio.
Algunos senadores republicanos de los estados que sufren dificultades económicas debido a la pandemia también favorecen el gasto para ayudar a apoyar a las empresas y retener a los trabajadores, lo cual es fundamental para las economías locales.
Los anteriores proyectos de ley de gastos por coronavirus gozaron de un apoyo bipartidista en la Cámara de Representantes y el Senado. Se necesitaría el apoyo de los republicanos del Senado para presentar un proyecto de consenso al presidente para su firma. El Senado regresa esta semana y la Cámara Baja vuelve a entrar en sesión una semana después.
La presión sobre el Congreso es para que se mueva rápidamente, con plazos críticos acercándose. La Cámara Baja y el Senado entrarán en sesión el mes anterior al receso antes de las elecciones.
Además de aprobar un proyecto de ley de estímulo, el Congreso debe aprobar y enviar a Trump los proyectos de ley de gastos para mantener el gobierno en funcionamiento y evitar un cierre del gobierno, un escenario que ambos partidos quieren evitar mientras la nación se enfrenta a una pandemia económicamente paralizante antes de una elección presidencial.
El vicepresidente Mike Pence le informó a CNBC la semana pasada que el Congreso y la Casa Blanca han acordado aprobar una resolución continua que financiaría al gobierno a los niveles actuales para evitar un cierre hasta que se aprueben nuevos proyectos de gasto.
El nuevo año fiscal federal comienza el 1º de octubre.