El titular de la Secretaría de Educación Pública (SEP), Otto Granados Roldán, indicó que la reforma educativa no es “moneda de cambio”, y que su consolidación es, además de un mandato legal, un objetivo político y una convicción moral, por lo que hay que defenderla.
Señaló que esta es la reforma más importante del actual gobierno, con la cual se busca dotar a las nuevas generaciones de herramientas para enfrentar la apertura de la economía, el cambio en la fisonomía industrial y productiva del país, los procesos de globalización y la irrupción de la revolución tecnológica y del conocimiento.
Granados Roldán destacó que defender la reforma educativa es “defender el derecho de los niños a una educación incluyente, equitativa y de calidad; incluso en contra de la demagogia y el oportunismo de quienes quisieran hacer de este derecho y de esta reforma una moneda de cambio”.
Al cancelar un sello postal e inaugurar una exposición en honor a quien fuera dos veces secretario de Educación Pública y destacado diplomático, Jaime Torres Bodet, recordó que este mexicano decía que cuando el progreso cambia las circunstancias, se impone una revisión de muchos programas educativos.
Es por eso, que ahora con la reforma educativa y su nuevo modelo se busca tener mejores alumnos, mejores maestros, mejores escuelas, planes y programas, pero también contribuir a la mejor convivencia humana, la diversidad cultural, la dignidad de la persona y a los ideales de fraternidad e igualdad entre todos.
El criterio que orientará a esa educación se basará en los resultados del progreso científico, luchará contra la ignorancia y sus efectos, las servidumbres, los fanatismos y los prejuicios, resaltó.
Otto Granados señaló que esta ambiciosa reforma pretende formar niños no solamente mejor preparados desde un punto de vista académico, sino también para la vida, con confianza en sí mismos, curiosidad intelectual, apertura al mundo diverso y cambiante, así como para su bienestar y felicidad.
En el Salón Iberoamericano de la SEP, mencionó que en su momento, como director general de la Unesco, Torres Bodet advirtió que educar a las nuevas generaciones en la intolerancia y el nacionalismo cerrado no tendría buenos resultados.
“Ese es el sentido profundo de la educación, esos son sus fines: hacer de la persona alguien preparado, competente, seguro y exitoso, pero también un ciudadano educado en el respeto a las diferencias, en las pertenencias múltiples, en identidades distintas”, subrayó.
El nuevo modelo educativo, agregó, fortalece en el docente su liderazgo pedagógico, social y técnico en el espacio educativo, es decir, da al docente la centralidad como uno de los actores claves, pero ahora sobre la base de un proceso que privilegia su esfuerzo, su capacidad y su desempeño.