Un grupo de reclusas que trabajaban como bomberos de una prisión de mujeres de Nevada recibieron órdenes de seguir trabajando mientras sus botas y calcetines se derretían, causándoles graves quemaduras en los pies, que les impidieron caminar, según una demanda presentada esta semana por la American Civil Liberties Union of Nevada (ACLU).
La demanda alega que algunas de las presas fueron “objeto de burla e ignoradas” por el personal de la División Forestal de Nevada cuando se quejaron de lesiones mientras luchaban contra un incendio forestal cerca de Laughlin, en abril de 2021.
Después, personal de la prisión retrasó la atención médica a las reclusas, a algunas de los cuales se les negó medicamento para el dolor cuando fueron trasladadas al University Medical Center, según la demanda, presentada en nombre de siete exreclusas y reclusas actuales que hacían funciones de bomberos.
El Departamento de Correccionales (NDOC), la División Forestal de Nevada y varios empleados forestales están incluidos en la demanda. Ninguna de las dependencias respondió el viernes a una solicitud de comentarios.
El 20 de abril de 2021, un grupo de 20 reclusas fue enviado a luchar contra un incendio forestal durante nueve horas despejando brasas, removiendo la tierra en llamas y arrancando troncos de árboles.
Después de una hora y media, las reclusas empezaron a decir a sus supervisores que les ardían los pies, pero los empleados forestales hicieron caso omiso de las quejas o les dijeron que siguieran trabajando, según la demanda. Un supervisor hizo que una mujer usara cinta aislante para fijar la suela de su bota mientras se derretía, según la demanda.
“Esto tuvo un impacto en todas ellas”, dijo Chris Peterson, director jurídico de la ACLU de Nevada. “Definitivamente causó ansiedad a quienes tuvieron que volver al campo”.
A lo largo del día, las mujeres bomberos sintieron que los calcetines se les derretían en los pies. Mientras una mujer lloraba, un supervisor le dijo: “Puedes seguir llorando mientras sigas trabajando”, según la demanda.
Otra mujer sintió que la amenazaban con trasladarla a un centro de mayor seguridad si seguía quejándose, según la demanda.
Cuando las reclusas subieron al autobús para regresar a Jean Conservation Camp, algunas no podían quitarse las botas ni los calcetines y otras tenían que arrastrarse para moverse. Cuando una mujer intentó quitarse los calcetines, “sintió como si la piel de la planta de los pies se separara del hueso”, dice la demanda.
Otras reclusas tuvieron que ayudar a esa misma mujer a cortarse los calcetines de los pies con unas tijeras, según la demanda. Las presas no fueron llevadas a la enfermería sino hasta el día siguiente, cuando el personal médico descubrió quemaduras de segundo grado y “ampollas extensas” en los pies de cuatro de las reclusas que hacían funciones de bomberos.
Fueron trasladadas a la unidad de quemados del University Medical Center, donde el personal del hospital tuvo que cortar la piel muerta y el tejido de las quemaduras.
Según la demanda, “se informó a las demandantes que no se les había dado ninguna medicación para reducir el dolor porque son personas encarceladas, y el demandado NDOC no permite que las personas encarceladas reciban dicha medicación”.
La Oficina del Inspector General investigó el incidente y descubrió que las botas entregadas a las presas estaban en “condiciones absolutamente horribles” y solo debían usarse unas pocas veces antes de ser desechadas, según la demanda.
Peterson dijo que, debido al estado del equipo, “es imposible que otras personas no hayan resultado gravemente heridas”.
Además de una indemnización por daños y perjuicios de al menos 700 mil dólares, la demanda pide que un juez ordene al Departamento de Correccionales y a la División Forestal que desarrollen nuevas políticas en torno a las reclusas que reciben capacitación como bomberos. Las políticas solicitadas incluyen la capacitación práctica en el campo antes de que sean enviadas al campo, la eliminación de equipos de seguridad dañados o desgastados del inventario de la División Forestal y capacitación a los supervisores para reconocer cuando una reclusa que trabaje como bombero esté lesionada.
En 2021, había 185 reclusos que habían sido capacitados por la División Forestal para luchar contra los incendios en el estado, y ganan un dólar por hora mientras están en el trabajo, según la demanda. Peterson dijo que, bajo la ley de Nevada, los presos sanos están obligados a trabajar o recibir capacitación profesional.
“Esas personas merecen que nosotros, como pueblo de Nevada, nos aseguremos de que cuentan con el equipo y la capacitación adecuados para mantenerse a salvo mientras están ahí fuera”, dijo Peterson.