NUEVA YORK – La empresa de Donald Trump fue declarada culpable de fraude fiscal el martes en un caso presentado por la fiscalía del distrito de Manhattan, un repudio significativo a las prácticas financieras de los negocios del expresidente.
El veredicto de culpabilidad se produjo en el segundo día de deliberaciones tras un juicio en el que Trump Organization fue acusada de ser cómplice de un plan de altos ejecutivos para evitar el pago de impuestos sobre la renta personal por prebendas laborales como apartamentos libres de renta y autos de lujo.
La condena es una reválida para los fiscales de Nueva York, que han pasado tres años investigando al expresidente y sus negocios, aunque no se espera que las penas sean lo suficientemente severas como para poner en peligro el futuro de la empresa de Trump.
Como castigo, Trump Organization podría ser multada con hasta 1.6 millones de dólares, una cantidad relativamente pequeña para una empresa de su tamaño, aunque la condena podría complicar algunos de sus futuros negocios.
Trump, que recientemente anunció que se presentaba de nuevo a la presidencia, ha dicho que el caso contra su empresa formaba parte de una “caza de brujas” con motivaciones políticas emprendida contra él por demócratas vengativos.
El propio Trump no fue juzgado, pero los fiscales alegaron que “sabía exactamente lo que estaba pasando” con el esquema, aunque él y los abogados de la compañía lo han negado.
El caso contra la compañía se construyó en gran medida en torno al testimonio del exjefe de finanzas de Trump Organization, Allen Weisselberg, quien previamente se declaró culpable de los cargos de que manipuló los libros de la compañía y su propio paquete de compensación para reducir ilegalmente sus impuestos.
Weisselberg testificó a cambio de una sentencia prometida de cinco meses de cárcel.
Para condenar a Trump Organization, los fiscales tuvieron que convencer a los miembros del jurado de que Weisselberg o su subordinado, el vicepresidente mayor y controlador Jeffrey McConney, eran agentes de “alta dirección” que actuaban en nombre de la empresa y que esta también se benefició de su esquema.
Los abogados de Trump Organization repitieron el mantra “Weisselberg lo hizo por Weisselberg” durante todo el juicio, que duró un mes. Sostuvieron que el ejecutivo había actuado sin escrúpulos y traicionado la confianza de la empresa. Nadie de la familia Trump o de la empresa tenía la culpa, argumentaron.
Aunque declaró como testigo de la acusación, Weisselberg también intentó asumir la responsabilidad en el estrado, diciendo que nadie en la familia Trump sabía lo que estaba haciendo.
“Fue mi propia codicia personal la que llevó a esto”, declaró un conmocionado Weisselberg.
Weisselberg, que se declaró culpable de eludir impuestos por 1.7 millones de dólares en beneficios complementarios, testificó que él y McConney conspiraron para ocultar esa compensación extra de sus ingresos deduciendo su costo de su salario antes de impuestos y emitiendo formularios W-2 falsificados.
Durante su alegato final, el fiscal Joshua Steinglass intentó refutar la afirmación de que Trump no sabía nada del esquema. Les mostró a los miembros del jurado un contrato de arrendamiento que Trump firmó para el apartamento pagado por la empresa de Weisselberg y un memorando firmado por Trump autorizando un recorte salarial para otro ejecutivo que obtuvo gratificaciones.
“El señor Trump está autorizando explícitamente el fraude fiscal”, argumentó Steinglass.
El veredicto no pone fin a la batalla de Trump con el fiscal del distrito de Manhattan, Alvin Bragg, un demócrata que asumió el cargo en enero.
Bragg ha dicho que una investigación relacionada con Trump que comenzó bajo su mandato, el fiscal de distrito Cyrus Vance Jr, está “activa y en curso”.
En esa investigación de amplio alcance, los investigadores han examinado si Trump engañó a los bancos y a otros sobre el valor de sus propiedades inmobiliarias, campos de golf y otros activos, acusaciones que están en el centro de la demanda pendiente de la fiscal general de Nueva York, Letitia James, contra el expresidente y su empresa.
La fiscalía también ha investigado si se infringió alguna ley estatal cuando los aliados de Trump hicieron pagos a dos mujeres que afirmaron haber tenido aventuras sexuales con el republicano hace años.
Casi al final de su mandato el año pasado, Vance ordenó a los ayudantes del fiscal que presentaran pruebas a un gran jurado para una posible acusación contra Trump. Sin embargo, después de asumir el cargo, Bragg dejó que ese gran jurado se disolviera para que pudiera analizar el caso de nuevo.
El lunes, confirmó que un nuevo fiscal había sido contratado para manejar esa investigación, señalando una vez más que todavía estaba activa.