Después un 2013 en el que sufrió reveses legislativos, Barack Obama parece estar dispuesto a todo en este 2014. En su discurso sobre el Estado de la Unión y ante las dos Cámaras en pleno, le advirtió al Congreso que no se quedará de brazos cruzados y que actuará solo si es necesario en este año electoral.
El 2014 será “un año de acción”, prometió un Obama enérgico que se mostró dispuesto a actuar solo en caso de ser necesario. “Estoy deseoso de trabajar con todos ustedes”, dijo el mandatario. Pero advirtió: “Estados Unidos no se detendrá ni yo tampoco. Así que donde sea y cuando sea que pueda dar un paso sin legislación para ampliar las oportunidades para más familias que viven en Estados Unidos, eso es lo que voy a hacer”, advirtió frente a seguidores y opositores.
Obama tenía enfrente a un Congreso dividido. Un Senado en el que tiene la mayoría y una Cámara de Representantes, dominada por los republicanos, que le ha puesto trabas y lo ha desafiado frenando proyectos clave de su Administración. Es el caso de la reforma migratoria, parada por los republicanos en la Cámara Baja porque no quieren que incluya un camino a la ciudadanía para 11 millones de indocumentados. O el cierre del Gobierno al que obligó la oposición en septiembre pasado. Los testigos de su advertencia, los jueces de la Corte Suprema, funcionarios e invitados especiales.
El próximo martes 4 de noviembre, donde se renovarán 33 de los 100 escaños del Senado y los 435 de la Cámara de Representantes, Obama necesita que la economía se ponga de su lado. Debe apuntalarla y reducir la desigualdad si quiere lograrlo. Para ello, anunció que se valdrá de decretos que le permitirán saltar por encima del Congreso.
“Lo que ofrezco esta noche es un conjunto de propuestas específicas y prácticas para acelerar el crecimiento, fortalecer la clase media y construir nuevas escaleras de oportunidades a la clase media. Algunas requieren que el Congreso tome medidas”, explicó Obama. Solo algunas.
Obama le apuesta al aumento del salario mínimo
Es que el mandatario sabe que -a pesar de la recuperación económica que viene experimentando EEUU- “demasiados estadounidenses están trabajando más que nunca solo para sobrevivir y salir adelante” y que “los salarios promedio apenas se han movido, la desigualdad se ha profundizado y la movilidad ascendente se ha estancado”, como advirtió antes de disparar la batería de medidas que llevará a cabo en solitario.
Una de las decisiones más rimbombantes fue su anuncio de que exigirá a los contratistas federales que aumenten los salarios de sus empleados.
“En las próximas semanas, promulgaré una Orden Presidencial que requerirá que los contratistas federales paguen a sus empleados financiados por el gobierno federal un salario digno de por lo menos 10.10 dólares por hora, ya que si cocinan la comida de nuestras tropas o limpian sus platos, no deberían tener que vivir en la pobreza”, dijo el mandatario y recordó que llevaba un año esperando que el Congreso aprobase un aumento del salario mínimo. Se calcula que 560 mil empleados se verán beneficiados.
“Esto va a ayudar a las familias. Hará que haya consumidores con más dinero para gastar en los negocios. No conlleva la creación de ningún programa burocrático nuevo. Así que únanse al resto del país. Digan sí. Denle un aumento a Estados Unidos”, le pidió Obama al Congreso que es quien tiene potestad para decidir si se sube el salario del resto de los trabajadores, que actualmente está en 7,25 dólares.