Nevada promete “mantener la presión” a traficantes sexuales en 2021

La directora del programa de atención a la juventud, Jessica Halling, muestra un poema que esc ...

Le llevó cinco semanas decidir testificar en el primer juicio por jurado de Nevada en un caso de tráfico sexual. Era 2016, y ella apretó un pedazo de plastilina azul mientras su proxeneta la miraba fijamente en la corte.

“Fue su juicio, pero también fue el mío”, dice ahora. “Y no se trataba de él, se trataba de proteger a otras personas de él”.

El Review-Journal no identifica a las víctimas de crímenes sexuales que solicitan el anonimato, como lo pidió esta mujer.

La superviviente testificó durante dos días sobre la insoportable tortura que sufrió por parte del proxeneta, que la secuestró en una parada de autobús y la vendió para tener relaciones sexuales.

La golpeaba durante horas con un tubo de metal, sus puños, un alambre de suspensión retorcido y un calcetín relleno de naranjas.

Para cuando escapó de su abuso, pesaba 93 libras, tenía 30 huesos rotos, gangrena, una gran pérdida de sangre y finalmente la abandonaron a morir en un Wendy’s cerca del University Medical Center.

Su traficante fue sentenciado a cadena perpetua sin libertad condicional pero murió un año después.

Aunque la Corte de Distrito procesa la mayoría de estos casos (unos 60 a 80 al año), el tráfico sexual no se convirtió en un crimen estatal en Nevada hasta 2013.

Antes de eso, el tribunal federal de Nevada era el único lugar para los casos de tráfico, y pocos han sido presentados. En 2020, un número récord de ocho casos de tráfico fueron presentados por el fiscal de Nevada, en comparación con uno en 2019 y cero en 2018.

La oficina del fiscal de Estados Unidos en Nevada procesa alrededor de 300 casos penales al año.

“Eso es una cantidad considerable de recursos”, comentó el fiscal Nicholas Trutanich. “Y ahora que nuestra oficina tiene las piezas en su lugar, nos mantenemos a la vanguardia de esta lucha. En 2021, mantendremos la presión”.

Trutanich se convirtió en fiscal de Estados Unidos en 2019 y dijo que desde entonces ha incrementado la contratación y reasignado fondos para añadir un segundo fiscal dedicado a los casos de tráfico de personas. Los nuevos fondos de subvención también se pusieron a disposición de los servicios de las víctimas.

Procesamiento de casos de trata de personas

Pero las tasas de enjuiciamiento siguen siendo bajas debido a la falta de voluntad de algunas víctimas de cooperar con las fuerzas del orden.

Por ejemplo, de los 833 casos de niños víctimas entre 2011 y 2019, casi el 69 por ciento no pudieron ser presentados, según un estudio realizado en colaboración con el Departamento de Policía Metropolitana y la Universidad Estatal de Arizona.

Alrededor del 35 por ciento de los niños cooperaron con las fuerzas del orden en 2019, en comparación con el 29 por ciento en 2018.

“Estar en una sala de tribunal como esa y en un lugar público puede ser muy intimidante, por lo que es uno de los mayores desafíos que tenemos”, señaló el jefe de la fiscalía del Condado Clark, Samuel Martínez.

Martínez comentó que trabaja con grupos de defensa y defensores de víctimas para ayudar a los testigos a entender la importancia de testificar.

Para los defensores, se trata de crear un lugar seguro para que los niños hablen sobre su dolor más oscuro, señaló Christina Vela, directora de St. Jude’s Ranch for Children.

“Cuando tienes a un niño sentado en una celda de detención, no hay sensación de seguridad allí, y por supuesto no vas a tener la cooperación de la víctima”, aseveró.

El miércoles, Vela se paró en los terrenos de lo que será un nuevo centro de curación de 15 millones de dólares para niños víctimas del tráfico sexual en la propiedad de 40 acres de St. Jude.

Dijo que el objetivo es abrir el centro el próximo año, contará con una escuela, entrenamiento laboral, vivienda y recursos de salud mental para ayudar a reintegrar a las víctimas a la comunidad. Será el único de este tipo en el país, con un enfoque holístico especializado en el tratamiento de traumas específicos para víctimas de tráfico sexual infantil.

Vela señala que la percepción de las víctimas ha cambiado, y que con una creciente concienciación y una asociación de las fuerzas del orden, se está sacando a más niños del ciclo.

Este enfoque no se ofrecía en 2007, cuando Jessica Halling fue arrestada por solicitar prostitución como parte de una operación encubierta en Mandalay Bay.

Halling dijo que recuerda vívidamente la noche en que fue liberada. Cuando salió, un oficial la llamó.

“Te veré en un par de semanas”, dijo.

“No, a mí no, no me volverás a ver”, respondió ella.

“Sí, lo haré. Veo chicas como tú todo el tiempo”, respondió él.

Halling, que ahora es trabajadora social y directora de programas en St. Jude’s Ranch for Children, dijo que no fue hasta más tarde que se dio cuenta de lo poderoso que fue ese momento para ella.

“Es la falta de educación, ¿verdad? Así que ahora estamos mejor equipados para ayudar a estas mujeres a obtener la ayuda y el apoyo que necesitamos”, señaló.

“Es una violación”

Halling dijo que cayó en la trata después de dejar una relación abusiva que la dejó sin nada.

Y entonces, su nuevo novio se convirtió en su traficante. Después de seis meses de salir, la llevó a comer. A su regreso, la dejó en el Orleans. Le dijo que tenía una amiga con la que necesitaba reunirse, y que tenían una forma de hacer dinero.

Se detuvo en el estacionamiento, puso su pie en su muslo y la empujó del auto.

“Hazme sentir orgulloso”, le dijo.

Sólo tenía 23 años, pero desde allí, vio cómo ella y otra mujer hacían señas a los coches. Le llevó 10 horas cumplir con su cuota de dos mil 500 dólares. Cuando llegó a casa, lloró en la ducha.

Durante 18 meses, amenazó a su familia, la ató a ella y a otras mujeres y las encerraba en armarios.

“Estaba enamorada de él. Pensé que era el indicado, pensé que él tenía mis mejores intereses en el corazón”, dijo ella. “Ahora mismo, si pudiera procesarlo, no sé si podría. No sé si podría enfrentarme a él o pasar por ese proceso. Estaba atada por un trauma, y por eso seguí en este ciclo de toxicidad”.

Halling dejó a su traficante cuando fue arrestada pero volvió a su relación abusiva del pasado. Fue entonces víctima de violencia doméstica durante casi ocho años antes de intentar suicidarse. Fue en el hospital donde decidió dejar a su abusador y convertirse en trabajadora social.

Ha trabajado con el comando de LVMPD, la coalición del gobernador y la oficina del fiscal general de Nevada para promover el cambio. Y aunque Halling está orgullosa del trabajo que se está haciendo, dijo que todavía hay un largo camino por recorrer.

“La venta de nuestros cuerpos no es una ocupación; es una violación. Y aquí en Nevada, a menudo tenemos la percepción de que la prostitución es una elección”, mencionó. “Mi perspectiva es que si te pusieron allí por la fuerza o por las circunstancias, no es una elección, eres una víctima, y no es algo a lo que debamos hacernos de la vista gorda”.

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