WASHINGTON — Enfrentado a duras preguntas sobre la salida de Afganistán, incluidos los estadounidenses que quedaron atrás, el presidente Joe Biden tenía previsto dirigirse a la nación el martes sobre el camino a seguir tras 20 años de guerra de Estados Unidos.
Biden está siendo muy criticado, sobre todo por los republicanos, por su gestión de la última evacuación que sacó por aire a más de 120 mil personas del aeropuerto de Kabul, pero dejó atrás a más de 100 estadounidenses.
El último avión de transporte de la Fuerza Aérea partió de Kabul un minuto antes de la medianoche del lunes, lo que suscitó preguntas sobre por qué Biden no continuó el transporte aéreo al menos un día más. Había fijado el martes como fecha límite para terminar la evacuación y retirar las tropas restantes después de que los talibanes tomaron el control del país.
En una declaración escrita el lunes, Biden dijo que los comandantes militares estaban unánimemente a favor de terminar el puente aéreo en lugar de extenderlo. Dijo que pidió al secretario de estado Antony Blinken que se coordinara con los socios internacionales para hacer que los talibanes cumplieran su promesa de un paso seguro para los estadounidenses y otras personas que quisieran salir en los próximos días.
Miles de tropas han pasado dos semanas angustiosas protegiendo el transporte aéreo de afganos, estadounidenses y otras personas que tratan de escapar de un país gobernado de nuevo por los militantes talibanes.
El general Frank McKenzie, jefe del U.S. Central Command, dijo que creía que los estadounidenses que aún querían salir podrían hacerlo. Calificó la situación de desgarradora, pero agregó que incluso si las fuerzas estadounidenses se hubieran quedado otros 10 días, “no habríamos sacado a todos los que queríamos sacar, y todavía habría habido gente que se habría sentido decepcionada por ello. Es una situación difícil”.
Blinken cifró en menos de 200 el número de estadounidenses que siguen en Afganistán, “probablemente más cerca de 100”, y dijo que el State Department seguiría trabajando para sacarlos. Dijo que la presencia diplomática de Estados Unidos se trasladaría a Doha, Qatar.
Jake Sullivan, asesor de seguridad nacional de Biden, se refirió el martes al esfuerzo por sacar a los estadounidenses que quedan: “Es solo que ha pasado de ser una misión militar a una misión diplomática”. En el programa “Good Morning America” de la cadena ABC, citó la “considerable influencia” sobre los talibanes para completar ese esfuerzo.
Las últimas horas de la evacuación estuvieron marcadas por un dramatismo extraordinario. Las tropas estadounidenses se enfrentaron a la ardua tarea de subir a los últimos evacuados a los aviones y, al mismo tiempo, sacarse a sí mismos y parte de su equipo mientras vigilaban las repetidas amenazas (y al menos dos ataques reales) de la filial afgana del grupo Estado Islámico (EI). El 26 de agosto, un atentado suicida causó la muerte de 13 militares estadounidenses y de unos 169 afganos. Otros murieron en diversos incidentes durante la evacuación del aeropuerto.
La retirada definitiva cumplió con la promesa de Biden de poner fin a lo que denominó una “guerra para siempre” que comenzó en respuesta a los atentados del 11 de septiembre de 2001, en los que murieron casi tres mil personas en Nueva York, Washington y la zona rural de Pensilvania. Su decisión, anunciada en abril, refleja el cansancio nacional del conflicto de Afganistán.
En opinión de Biden, la guerra pudo haber terminado hace 10 años con el asesinato por parte de Estados Unidos de Osama bin Laden, cuya red extremista Al Qaeda planeó y ejecutó el complot del 11-S desde un santuario en Afganistán. Al Qaeda ha quedado muy mermada, lo que le ha impedido hasta ahora volver a atacar a Estados Unidos.
Se espera que los comités del Congreso, cuyo interés por la guerra ha disminuido a lo largo de los años, celebren audiencias públicas sobre lo que salió mal en los últimos meses de la retirada de Estados Unidos. ¿Por qué, por ejemplo, la administración no comenzó antes la evacuación de los ciudadanos estadounidenses, así como de los afganos que habían ayudado al esfuerzo de guerra de Estados Unidos?
Se suponía que no iba a terminar así. El plan de la administración, tras declarar su intención de retirar todas las tropas de combate, era mantener abierta la embajada de Estados Unidos en Kabul, protegida por una fuerza de unos 650 soldados estadounidenses, incluido un contingente que aseguraría el aeropuerto junto con los países asociados. Washington planeaba dar al ya desaparecido gobierno afgano miles de millones más para apuntalar su ejército.
Biden se enfrenta ahora a las dudas sobre su plan para evitar que Al Qaeda se regenere en Afganistán y de suprimir las amenazas que suponen otros grupos extremistas como la filial afgana del grupo EI. Los talibanes son enemigos del grupo EI, pero mantienen vínculos con Al Qaeda.
La rapidez con la que los talibanes tomaron Kabul el 15 de agosto tomó por sorpresa a la administración Biden. Obligó a Estados Unidos a vaciar su embajada y a acelerar frenéticamente un esfuerzo de evacuación que contó con un extraordinario puente aéreo ejecutado principalmente por la Fuerza Aérea de Estados Unidos y con fuerzas terrestres estadounidenses protegiendo el aeródromo. El puente aéreo comenzó en medio de un caos tal que varios afganos murieron en el aeródromo, entre ellos al menos uno que intentó aferrarse a un avión de transporte C-17 mientras bajaba a toda velocidad por la pista.