Aunque la disminución de muertes neonatales ha sido significativa, falta mucho por hacer, porque 75 por ciento de los casos “se pueden prevenir con lo que representa el valor de un dólar”, advirtió Irma Coronado Zarco, subdirectora de Neonatología del Instituto Nacional de Perinatología (Inper).
Al participar en las conferencias tituladas “Muerte Gestacional y Perinatal”, señaló que las cifras de fallecimientos de recién nacidos o bebés que aún están en el útero le siguen a las de enfermedades cardiovasculares y cáncer.
En 2018, en México se registraron ocho muertes de bebés por cada mil nacimientos, mientras que en 1960 fueron 50 los fallecidos. Empero, esto no debería ocurrir, enfatizó.
Coronado Zarco detalló que por entidad federativa, la tasa más alta de mortalidad se registra en Puebla, con 14 por cada mil nacimientos; la Ciudad de México, 12; y Colima, ocho por cada mil.
La especialista del Inper agregó que 50 por ciento de las causas de los decesos son perinatales, como ser un bebé prematuro, por una infección y por asfixia. Otras son accidentes, malformaciones y afecciones de origen perinatal.
En su momento, la jefa del Departamento de Medicina Materno Fetal del instituto, Sandra Acevedo Gallegos, coincidió con Coronado Zarco al señalar que las principales medidas para evitar las muertes son el apoyo respiratorio y control térmico del bebé, así como higiene en el parto.
Además, aclaró que es un mito señalar que un neonato murió debido a que tenía enredado el cordón umbilical.
La especialista llamó a los ginecólogos a tomar con seriedad los comentarios de madres que les dicen que su bebé no se mueve o ha disminuido sus movimientos, pues ello está asociado a un riesgo elevado de muerte del bebé en gestación.
En el mundo se reportan siete mil muertes de neonatos al día en los primeros 28 días de vida. En 1990 las muertes reportadas fueron cinco millones y en 2017 se redujeron 50 por ciento, al llegar a dos y medio millones, no obstante la cifra aún es elevada, consideró.
La mortalidad en Finlandia es de uno por cada mil nacidos, mientras que en Pakistán 42 y en África Subsaharina arriba de 50, esta última cifra es similar a la que se presenta en los neonatos o de bebés en gestación indígenas huicholes en México.
Sobre el tema, Gina Tarditi, psicoterapeuta del Centro de Apoyo para la Atencio?n Integral del Instituto Nacional de Cancerologi?a, y Mario Guerra, especialista en duelo perinatal, enfatizaron que un psicólogo o tanatólogo puede apoyar a las madres que enfrentan una pérdida.
Gina Tarditi subrayó que “la mayoría de las personas que sufren este tipo de eventos tratan de taparlo, olvidarlo, de no hablar de lo que sucedió, de creer que no pasa nada, cuando en realidad sí está pasando algo realmente doloroso, y es lo que se denomina una pérdida escamoteada”.
La madre se siente incomprendida, solitaria, desesperada, culpable y sola va poco a poco enderezando su vida; sin embargo, para un buen procesamiento del duelo se requiere apoyo de especialistas, la familia y amistades, expuso.
Mario Guerra alertó que los padres y madres que pierden un hijo pueden padecer alguna enfermedad mental, por lo que es necesario monitorearlos.