CIUDAD DE MEXICO (AP) — El presidente Enrique Peña Nieto dijo el jueves 22 que aceptó la renuncia del secretario de Hacienda por el “desgaste” que sufrió tras la visita del candidato republicano Donald Trump.
Aunque el mandatario admitió el rol de su colaborador en la planificación del encuentro, insistió en que él fue quien decidió recibirlo.
“Estuve yo en la decisión y en la responsabilidad de haber asumido la decisión”, dijo Peña Nieto en entrevista con el canal de televisión local Telefórmula. “(El ex secretario de Hacienda) Luis (Videgaray), en el marco de esta visita, tuvo un gran desgaste. Sin duda fue un actor que se había involucrado en el arreglo que habíamos hecho con el equipo de campaña del candidato Trump”, explicó el mandatario.
Agregó que “este desgaste me llevó a tomar la decisión y aceptar la renuncia”.
El mandatario volvió a justificar el encuentro, que fue fuertemente criticado, como una vía para buscar espacios de acercamiento con ambos aspirantes a la Casa Blanca pero sostuvo que “quizás hubo algunas otras ponderaciones que no se hicieron, que no se valoraron suficientemente”.
Peña Nieto esperaba reunirse con la candidata demócrata Hillary Clinton cuando viajó esta semana a Nueva York para la Asamblea General de las Naciones Unidas, pero la cita no se concretó. “No lo tomo como un no consumado. Está a consideración de la candidata”, señaló.
En contraposición con la actitud conciliadora del mandatario hacia el aspirante republicano, el secretario de Economía mexicano Idelfonso Guajardo afirmó la víspera que México está dispuesto “a hablar con el diablo” si Trump llega a la presidencia de Estados Unidos.
Guajardo destacó que México no puede ignorar que 80% de sus exportaciones van a su vecino del norte y que, de ser necesario, buscaría acuerdos con Trump.
“Si tenemos que hablar con el diablo para garantizar la seguridad y el futuro del pueblo mexicano en México y en Estados Unidos, entonces hablaremos con el diablo”, expresó Guajardo en una conferencia auspiciada por el Consejo de las Américas en la que también participaron los presidentes de Chile, Colombia y Perú, socios de México en la Alianza del Pacífico.
La visita de Trump a México fue duramente cuestionada por vastos sectores de la sociedad que aún recuerdan las incendiarias declaraciones del republicano durante la campaña en las que trató a los inmigrantes mexicanos de violadores y delincuentes y advirtió que construiría un muro a lo largo de la frontera entre ambos países para contener el flujo de inmigrantes ilegales y haría que México pagara por él.
En la misma conferencia el presidente colombiano Juan Manuel Santos se abstuvo de hablar de Trump, aunque admitió que “no me gustan sus políticas sobre comercio e inmigración”.
Por su parte, el jefe de Estado peruano Pedro Pablo Kuczynski sostuvo que “el maldito muro es totalmente contra productivo. (Un país) necesita buenas condiciones demográficas y buenas políticas”.