CIUDAD DE MÉXICO (AP) – El presidente de México dijo el viernes que está dispuesto a ayudar con la oleada de migrantes que provocó el cierre de cruces fronterizos con Estados Unidos, pero quiere que el gobierno estadounidense inicie conversaciones con Cuba y envíe más ayuda para el desarrollo a los países de origen de los migrantes.
Los comentarios del presidente Andrés Manuel López Obrador se hicieron un día después de que Estados Unidos anunciara que una delegación de altos funcionarios estadounidenses visitaría México para dialogar sobre cómo reglamentar las normas de inmigración en la frontera común de ambos países.
López Obrador confirmó que los funcionarios de Estados Unidos quieren que México haga más para bloquear a los migrantes en su frontera sur con Guatemala, o dificultar el paso a través de México en tren o en camiones o autobuses, una política conocida como “contención”.
Pero el presidente dijo que a cambio quería que Estados Unidos enviara más ayuda para el desarrollo a los países de origen de los migrantes, y que redujera o eliminara las sanciones contra Cuba y Venezuela.
“Vamos a ayudar, como siempre lo hacemos”, dijo López Obrador. “México está ayudando a llegar a acuerdos con otros países, en este caso Venezuela”.
“También queremos que se haga algo respecto a las diferencias (de Estados Unidos) con Cuba”, dijo López Obrador. “Ya le propusimos al presidente (Joe) Biden que se abra un diálogo bilateral Estados Unidos-Cuba”.
“Eso es lo que vamos a discutir, no es solo contención”, dijo en su rueda de prensa matutina diaria.
Al parecer, México se ofrece a negociar con Venezuela, cuyo pueblo constituye gran parte de la oleada de migrantes en la frontera suroeste de Estados Unidos. Este aumento ha llevado a las autoridades estadounidenses a retirar a los agentes de inmigración de dos pasos fronterizos de Texas que son vitales para la economía de México.
López Obrador se opone desde hace tiempo a las sanciones de Estados Unidos a Cuba, cuyos migrantes también llegan a la frontera con Estados Unidos. Además, el presidente mexicano lleva tiempo presionando a Estados Unidos para que contribuya a un programa de plantación de árboles y a programas de becas para jóvenes y aprendices que ha estado impulsando para Centroamérica.
López Obrador dijo que la ayuda al desarrollo contribuirá a frenar la necesidad de emigrar de los residentes.
Las reuniones entre México y Estados Unidos se producen mientras legisladores republicanos y demócratas debaten cambios en la política fronteriza como parte de una conversación más amplia sobre la ayuda estadounidense a Ucrania e Israel, que son las principales prioridades de política exterior de la Casa Blanca.
La presión sobre México aumentó tras el cierre de dos pasos ferroviarios en Texas a principios de esta semana. Las autoridades estadounidenses afirmaron que el personal asignado a esos lugares tenía que ser reasignado para ayudar con el gran número de inmigrantes que cruzan ilegalmente la frontera. Las empresas mexicanas advirtieron de que los cierres obstaculizaban el comercio.
López Obrador habló por teléfono con Biden el jueves y estuvo de acuerdo en que se necesitaba más vigilancia fronteriza para poder reabrir los cruces, dijo el portavoz de seguridad nacional de la Casa Blanca, John Kirby.
Kirby dijo que Biden pidió al secretario de Estado Antony Blinken, al secretario de Seguridad Nacional Alejandro Mayorkas y a la asesora de Seguridad Nacional de la Casa Blanca Liz Sherwood-Randall que viajen a México para sostener conversaciones con López Obrador y su equipo.
Un funcionario de Estados Unidos dijo que el viaje tendría lugar probablemente el miércoles después de Navidad.
“Su visita se enfocará realmente en los flujos migratorios y en hablar con el presidente López Obrador y su equipo sobre qué más podemos hacer juntos”, dijo Kirby en una sesión informativa en la Casa Blanca.
Las empresas mexicanas están tan ansiosas por la reapertura de los puntos fronterizos que el líder de la Cámara de Comercio Industrial escribió en sus cuentas de redes sociales a última hora del miércoles que se había llegado a un acuerdo para conseguir su reapertura. Un portavoz de la Embajada de Estados Unidos desmintió rápidamente esa afirmación y dijo que seguían cerrados.
La Asociación de Empresarios Mexicanos describió el cierre de los cruces ferroviarios hacia Eagle Pass y El Paso, Texas, como un “fracaso de la política migratoria”. La organización dijo que la situación estaba causando pérdidas de 100 millones de dólares al día en envíos retrasados.
México recibe en trenes procedentes de Estados Unidos gran parte del maíz y la soja que necesita para alimentar al ganado. Las autopartes y los automóviles también se envían con frecuencia por ferrocarril en México.
“Hacemos un llamado enérgico pero respetuoso a los gobiernos de México y Estados Unidos para que atiendan la crisis migratoria que está afectando el flujo de mercancías, ya que esta medida solo daña las economías de ambas naciones”, escribió la asociación en un comunicado.
La Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de Estados Unidos dijo el domingo que la decisión se tomó “con el fin de reorientar al personal para ayudar a la Patrulla Fronteriza de Estados Unidos a poner bajo custodia a los migrantes”.
Pero también parece que el gobierno de Estados Unidos quiere que México tome medidas enérgicas contra los migrantes que viajan en autos de ferrocarril hacia la frontera con Estados Unidos.
En otros lugares, el paso fronterizo de Lukeville, Arizona, está cerrado, al igual que una entrada peatonal en San Diego, mientras se asignan más funcionarios a los puntos de entrada. Los cruces ilegales en la frontera suroeste de Estados Unidos han superado los 10 mil en algunos días de este mes, una cifra inusualmente alta.