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Los últimos días de cárcel de “El Guüero” Palma, el sanguinario socio de “El Chapo”

LOS ÁNGELES, California.- Cuentan los reportes de la época que Jesús Héctor Palma Salazar, más conocido como “El Güero” Palma y uno de los sanguinarios lugartenientes de Joaquín “El Chapo” Guzmán, solo admitió como suya una pistola Colt 38 Super con incrustaciones de brillantes cuando fue detenido en México allá por 1995, postrado en una cama, tras un accidente de avión que a punto estuvo de costarle la vida.

Ese arma tenía en su empuñadura el dibujo de una palmera, y 208 diamantes y esmeraldas que -según las leyendas del mundo del hampa- simbolizarían el historial de víctimas mortales de ese dirigente del cártel de Sinaloa de finales del siglo XX, un hombre que el próximo sábado 11 de junio recuperará la libertad tras más de 20 años entre rejas.

“El Güero” Palma, de 55 años, ha pasado sus última temporada como recluso en la prisión de alta seguridad de Atwater, en el condado de Merced, en el norte de California, donde cumple una condena de 16 años que ha quedado reducida a 9 por buena conducta.

Este destacado narcotraficante -que tras su arrestro se declaró un humilde ganadero que solo conocía a “El Chapo” de vista- vivió entre rejas entre 1995 y 2007 en México, hasta que fue extraditado a EEUU. En este país pactó una sentencia reducida a cambio de información, lo que, junto con otros beneficios, le van a poner en la calle justo cuando su antiguo socio “El Chapo” vislumbra el principio de un futuro gris en una prisión de Estados Unidos.

Los orígenes de “El Güero”

Nacido en 1960 en una ranchería de Mocorito, en el estado mexicano de Sinaloa, prosperó en el mundo del narcotráfico durante la década de los 80 bajo la tutela de Miguel Ángel Félix Gallardo, líder del cártel de Guadalajara junto con Rafael Caro Quintero y Ernesto Fonseca “Don Neto”, a quienes habría traicionado realizando operaciones de narcotráfico por su propia cuenta.

Al lado de su compadre Joaquín “El Chapo” Guzmán y de Ismael “El Mayo” Zambada, llegó a dirigir el cártel de Sinaloa y juntos protagonizaron una de las guerras más cruentas en contra de sus acérrimos rivales, los hermanos Arellano Félix, del cártel de Tijuana.

Las crónicas policíacas refieren que los Arellano Félix, por órdenes Félix Gallardo –quien era el jefe máximo del narco hasta que en 1989 fue arrestado–, lograron infiltrar en el grupo familiar de “El Güero” Palma al venezolano Rafael Clavel Moreno, “El Buen Mozo”, quien enamoró a su esposa Guadalupe Leija.

La mujer decidió huir con su amante a Venezuela, no sin antes retirar 7 millones de dólares de una cuenta bancaria, y se llevó en su aventura a los dos hijos que tuvo con “El Güero”, de 4 y 5 años.

Aquel fue el inicio de lo que sería una cruel venganza, ya que los niños murieron al ser arrojados de un puente de 150 metros de altura y la cabeza de la esposa enviada a “El Güero” en una caja.

Los líderes del cártel de Sinaloa responderían con igual crudeza, según cuentan las crónicas negras. En Venezuela fue ejecutado “El Buen Mozo”, sus tres hijos y varios de sus socios narcotraficantes.

Duelo de cárteles

En los 90, se recrudeció la guerra de los narcos por tener el control del acceso a Estados Unidos. Según aumentaba el poder del cártel de Sinaloa, más les incomodaba el cártel de Tijuana de los Arellano Félix.

En 1992, intentarían acabar con ellos cuando balearon la discoteca Christine de Puerto Vallarta, pero sus rivales lograrían escapar por los conductos del aire acondicionado.

Otro de los capítulos más sonados de esa sangrienta guerra ocurrió en mayor de 1993 en el aeropuerto de Guadalajara, donde fue ejecutado el cardenal Juan Jesús Posadas Ocampo, quien bautizó a varios descendientes de la familia Arellano Félix cuando fue obispo de Tijuana.

La versión oficial de este asesinato es que el cardenal Posadas Ocampo fue víctima del fuego cruzado en el enfrentamieto entre los sicarios de ambos bandos. Otros creen que los secuaces de los Arellano Félix confundieron al sacerdote con “El Chapo”.

Tras la presión por la muerte del jerarca católico, el gobierno mexicano de Carlos Salinas de Gortari desató una cacería al narco y en menos de dos meses cayó “El Chapo” Guzmán en Guatemala.

Caído del cielo

“El Güero” Palma escapó de aquellas batidas, pero su suerte cambiaría en 1995. Un vuelo privado rumbo a la ciudad de Guadalajara terminó estrellándose en una zona montañosa próxima a Tepic, en Nayarit.

Allí fue rescatado por los lugareños, quien le buscaron refugio y protección, aunque se corrió la voz de semejante siniestro y las autoriadades mexicanas, gracias a una casualidad, se encontraron con “El Güero”, convaleciente, en una casa con armas y drogas. Algunos relatos de aquel encuentro narran que fue su apego a su pistola de piedras preciosas lo que hizo que los agentes cayeran en la cuenta de que el narco que tenían delante no era otro que Palma Salazar.

Ya bajo custodia, “El Güero” Palma fue enviado a la prisión de máxima seguridad de Puente Grande, en Jalisco. Allí coincidió con su compadre “El Chapo”, quien se fugó en 2001. La justicia mexicana lo exoneró de responsabilidad en facilitar la que sería la primera escapada de Guzmán Loera. En 2003, concluiría su condena por posesión de cocaína, el únicó delito del que le pudieron acusar con pruebas, pero siguió preso hasta que se resolvió la causa de extradición con Estados Unidos. En 2007 se produjo su traslado al vecino del norte que ahora da por zanjadas sus cuentas pendientes con “El Güero”.

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