Cada año el 15 de enero es una fecha especial para miles de creyentes que festejan al Milagroso Señor de Esquipulas o El Cristo Negro. Este año, en una emotiva misa, decenas de personas se dieron cita el pasado miércoles 16 de enero en la iglesia de Santa Ana para venerar al Cristo Negro de Esquipulas. Desde hace cuatro años, devotos especialmente de la comunidad guatemalteca mantienen viva una tradición que ha trascendido a más de 400 años.
La historia cuenta que en el año de 1594, cuando la religión católica se había hecho más fuerte, los habitantes de la ciudad de Esquipulas en Guatemala, aprovecharon que la cosecha de algodón fue muy grande y decidieron encargar una imagen de Jesús crucificado. Fue así como el escultor Quirio Cataño esculpió la imagen de Cristo crucificado. La tradición cuenta que Quirio Cataño había utilizado madera oscura para esculpir la imagen, de modo que se pareciese más a la piel de los habitantes de Esquipulas, descendientes del pueblo Chortí, sin embargo según el arquitecto Eduardo Andrade, durante su restauración se descubrió que había sido originalmente acabada con un tono claro, y que los años de exposición al humo de veladoras y las manos de millones de fieles le proporcionaron su característico tono oscuro.
Los milagros que se le atribuyen son bastantes. La veneración al Cristo de Esquipulas trasciende las fronteras de Guatemala, peregrinos procedentes de toda Latinoamérica acuden a la ciudad de Esquipulas anualmente a venerar la sagrada imagen. José Salazar recuerda lo que es estar presente en la basílica de Esquipulas, el olor a la cera de las velas, los creyentes tocando la imagen y poniendo veladoras, el entrar de rodillas y no darle la espalda al señor de Esquipulas, nunca darle la espalda y caminar siempre hacia atrás. “Esto es una tradición muy bonita, cuando uno va a la basílica en Guatemala, las filas son enormes, interminables, la gente va a ver al señor de Esquipulas con el deseo de tocarlo o besarlo y darle gracias por los milagros” destacó Salazar.
Una de las fieles creyentes que recibió un milagro del señor de Esquipulas es Marina, para quien este día es no solo una celebración pero un acto de fe. Marina tenía un caso demasiado complejo de inmigración en donde las posibilidades de que ella obtuviera su estatus legal era casi imposible. Las personas que estaban al tanto de su caso no veían posibilidad de que ella pudiera permanecer legal en este país, fue en esos momentos donde Marina pidió con fe y fervor en su corazón por un milagro. “Cristo Negro Señor de Esquipulas por favor ayudame, y cuando me den mis papeles lo primero que haré es irte a ver” fueron exactamente las palabras que Marina oraba cada mañana.
“Yo le prometí que si el me ayudaba, yo regresaría a darle las gracias” añadió. Marina creció con la fe en el señor de Esquipulas, nos relató como ella iba desde los quince años de edad a dar gracias y como su madre le pidió al señor de Esquipulas que la sanara, ya que ella nació con problemas de salud. “Él es muy milagroso, si usted le pide algo él se lo va a dar”, destacó.
A pesar de los peligros que existen en el trayecto de la capital en Guatemala hacia la ciudad de Esquipulas, las personas viajan con fe y con la certeza de que llegarán seguros a su destino.