Los dos grandes golpes al narcotráfico de Enrique Peña Nieto
Los mayores logros del gobierno mexicano en estos tres primeros meses del año tienen que ver con la lucha contra el narcotráfico.
A la captura de hace dos semanas de Joaquín Archivaldo El Chapo Guzmán, el narcotraficante más buscado del mundo, se suma ahora la muerte de Nazario Moreno, El Chayo, un capo con pretensiones pseudorreligiosas que el Gobierno anterior había dado por muerto.
Tras estos dos golpes el cartel de Sinaloa y Los Caballeros Templarios han perdido a sus líderes, según publica El País en su portal.
El cartel que lideraba El Chayo, una organización con un discurso regionalista y místico, lleva un año enfrentando en Michoacán a las autodefensas, un movimiento compuesto por empresarios y ganaderos locales que decidieron crear su propia policía para hacer frente al crimen organizado.
Ante ese panorama, el presidente Enrique Peña Nieto había encomendado a un hombre de su confianza, Alfredo Castillo, pacificar esa zona, una región productora de marihuana en la que también proliferan los laboratorios clandestinos de metanfetamina.
El Gobierno destinó 3.400 millones de dólares para regenerar ese Estado y desplegó 10.000 efectivos de la policía y la Marina en el terreno. El abatimiento del cabecilla del cartel predominante es el primer gran logro de la misión en materia de seguridad.
Futuro incierto de los Caballeros Templarios
Tanto El Chapo como El Chayo formaban parte de la lista de los 122 narcotraficantes más buscados de la que el presidente habló a mediados de diciembre.
La muerte de El Chayo y el decomiso hace unos días de 119.000 toneladas de hierro en el puerto de Lázaro Cárdenas, Michoacán, deja en entredicho el futuro de Los Caballeros Templarios.
El despliegue del ejército, la policía federal y el avance de las autodefensas, son otros problemas añadidos que tiene que enfrentar la organización.
Servando Gómez Martínez, La Tuta, un antiguo profesor de escuela que ha dado entrevistas a la prensa y que sube videos a YouTube dando una especie de mítines, podría ser quien tomara el relevo en el cartel.
La segunda muerte de Moreno deja en evidencia al anterior Gobierno de Felipe Calderón, un presidente que invirtió toda su credibilidad y capital político en la guerra contra el narcotráfico.
Esta administración, intentando evitar cualquier sombra de duda, difundió ante la prensa las huellas dactilares del muerto y las comparó con las que había estampado en la cartilla de su servicio militar.