Reclusas en prisión de Nevada dicen que programa de cosmetología puede cambiar vidas

Estudiantes practican permanentes en maniquíes durante una clase de cosmetología en el Centro ...

Estudiar cosmetología no era algo que Brenda García, de 26 años, pensara que haría alguna vez. De hecho, hasta que comenzó a tomar clases, dijo que ni siquiera sabía peinarse.

Pero hoy, García está a la mitad de un programa de un año que culminará con una licencia, permitiéndole ayudar a otras mujeres de la misma manera en que el programa la ha ayudado a ella.

García y sus compañeras están aprendiendo las mismas habilidades que cualquier otra estudiante de cosmetología en Nevada, pero lo hacen desde la prisión.

Durante siete horas al día, cinco días a la semana, un grupo de unas 12 reclusas del Centro Correccional para Mujeres Florence McClure se reúne en un salón con espejos para aprender habilidades necesarias para ofrecer servicios de salón, administrar sus finanzas y tratar con clientes. El programa New Path cuenta con el apoyo del Expertise Cosmetology Institute y financiamiento gubernamental.

Para las reclusas que logran participar en el programa, su impacto va más allá de aprender nuevas habilidades.

“Es como el aire”, dijo Majuniqe Brown, estudiante del programa. Ella expresó que quiere ayudar a quienes se sienten en su silla de salón a lucir como se sienten por dentro. “Esa silla lo transforma todo”.

‘Mi momento para hacerlo bien’

Mientras la música flotaba en el aire, las reclusas se preparaban para mostrar sus creaciones en un reciente desfile de peinados de Halloween.

Las estudiantes trabajaban en cabezas de maniquíes, arreglándose el cabello y maquillándose para el evento. Las creaciones se exhibieron con orgullo, desde un look de Día de Muertos en una maniquí llamada Lolita hasta una sirena de Mardi Gras.

“Yo misma tengo muchos problemas de confianza, y una de las cosas que realmente me ha ayudado a sentirme más yo es trabajar con maquillaje”, comentó Erica Eisenloffel, de 23 años. “Si puedo ayudar al menos a una persona a despertarse una mañana, mirarse al espejo y sentirse más cómoda en su propia piel, eso es genial”.

Eisenloffel explicó que desde pequeña le ha interesado el mundo de la belleza, pero nunca imaginó que podría asistir a una escuela de cosmetología.

De acuerdo con Gwen Braimoh, directora ejecutiva del Expertise Cosmetology Institute, obtener una licencia de cosmetología puede costar entre 16 000 y 24 000 dólares.

Este alto costo fue algo que Lishae Macfield, de 31 años, vivió de cerca al ver cómo su hermana luchaba para financiar su formación en cosmetología.

“La vi batallar”, recordó Macfield, mencionando momentos en que su hermana no podía pagar la gasolina o la renta.

Macfield explicó que creció en salones, ya que su madre era cosmetóloga, y ahí desarrolló una pasión que hasta ahora ve como una posible carrera.

“Pasaron cosas en mi vida, y la cosmetología fue algo que dejé en segundo plano”, comentó. “Cuando me sentenciaron, le dije al juez que iba a usar este tiempo para ser una mejor persona”.

“Este programa es mi llave dorada”, dijo sobre New Path. “Es mi oportunidad para hacerlo bien”.

Transformaciones

Cuando Gabriela Nájera, subdirectora del centro correccional, comenzó a trabajar con Braimoh en el desarrollo del programa en 2016, confesó que al inicio era “bastante escéptica” respecto a los problemas de seguridad que podría generar.

Sin embargo, con el tiempo quedó claro que el programa estaba funcionando. Según Braimoh, de las aproximadamente 85 mujeres que han obtenido su licencia de cosmetología a través del programa, solo una o dos han regresado a Florence McClure.

“Estas mujeres salen de aquí como mariposas”, dijo Braimoh, quien estima que alrededor del 70 % de las egresadas trabajan exitosamente en la industria.

El programa, añadió, está cumpliendo con su objetivo principal: “cambiar la vida de estas personas que cometieron un error”.

Nájera señaló un gabinete de vidrio donde se guardan las tijeras para cortar cabello bajo llave. Para asegurarse de que las graduadas obtengan su licencia, las estudiantes deben completar un currículo completo. “Ahora hacemos todo”, afirmó Najera.

Un nuevo comienzo

Para Blaze Boadu, de 26 años, trabajar en la industria de la cosmetología sería su primer empleo. Pero asistir a clase todos los días le ha enseñado disciplina, dijo. “Me ayuda porque he notado, cuando arreglo cabello, de lo que soy capaz”.

Cuando salga de Florence McClure, Boadu cree que su licencia de cosmetología será clave para empezar una nueva etapa. “No tendré que arrastrarme o buscar la manera”, comentó. “Simplemente no quiero regresar a prisión”.

Braimoh admitió que la vida tras la liberación puede ser un desafío. “Cuando sales del centro con la licencia, eso es solo el principio”, señaló.

Braimoh trabaja con socios corporativos para ayudar a las graduadas a conseguir empleo después de su liberación.

En ocasiones, estos socios preguntan por qué deberían contratar a una graduada de New Path. La respuesta de Braimoh es sencilla: serán leales. “Tú invertiste en ellas, y ahora quieren trabajar para ti”, explicó.

“Solo desearía que la sociedad fuera un poco más abierta”, añadió. “Van a ser liberadas y estarán en nuestros vecindarios, así que preferiría tener a alguien en mi comunidad que haya cambiado su vida”.

Dos egresadas del programa que trabajan exitosamente en el campo de la cosmetología declinaron ser entrevistadas porque temían enfrentar prejuicios debido a su pasado.

Marlee Mathews, una estudiante actual del programa, expresó que la clase lo es todo para ella. “Con mi historial, antes de esto, salir en libertad se veía muy difícil”, comentó.

“La institución no tiene por qué ofrecer esto, y Expertise no tiene por qué venir y hacerlo por nosotras. Estoy tan agradecida”, dijo Mathews, de 40 años. “Esto me está dando un futuro”.

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