Para los nevadenses que están al frente de la crisis hídrica del Oeste, la acumulación de nieve en las Rocky Mountains, que acaba llegando al Lago Mead, siempre es prioritaria.
Tras un año increíblemente húmedo que dio una breve tregua a la cuenca del río Colorado, los primeros indicios apuntan a que esta vez el manto de nieve será menos impresionante, según Paul Miller, hidrólogo del Centro de Pronóstico del Río de la Cuenca del Colorado del Servicio Meteorológico Nacional en Salt Lake City.
Las estimaciones actuales sitúan el manto de nieve de la cuenca alta del río Colorado en el 103 por ciento del promedio histórico de 30 años, lo que supone un notable descenso respecto al año pasado por estas fechas, cuando el manto de nieve rondaba el 130 por ciento.
No todos los años pueden ser tan húmedos como desean los gestores del agua, pero las cifras ofrecen cierta esperanza, dijo Miller. Por lo general, a los años húmedos siguen otros secos.
“Es positivo que este año no hayamos pasado tanto de un extremo al otro”, dijo, advirtiendo que las cifras han fluctuado históricamente antes de que la acumulación de nieve alcanzara su punto máximo en torno a la primera semana de abril. “Hemos pasado de un extremo muy húmedo a un equilibrio más cercano a lo normal”.
Sin embargo, en toda Sierra Nevada las ventiscas de nieve registradas entre el 29 de febrero y el 4 de marzo han reforzado el manto de nieve del estado en todas las cuencas. Esta es una buena noticia para los habitantes de las zonas rurales de Nevada que dependen de pozos que extraen agua subterránea de esas cuencas, que se recargarán abundantemente si el manto de nieve sigue por este camino.
Las cuencas no tienen claro el camino a seguir
Los niveles del manto de nieve se ven acentuados por la carrera para actualizar las asignaciones fluviales antes de que expiren a finales de 2026.
Los estados de la cuenca alta -Wyoming, Utah, Colorado y Nuevo México- discrepan con los de la cuenca baja -California, Nevada y Arizona- sobre si los recortes en las asignaciones de agua deben repartirse entre toda la cuenca.
Sin embargo, ambos grupos de estados han propuesto que la cuenca baja deberá hacer recortes para tener en cuenta la pérdida de agua por evaporación y tránsito.
Según las previsiones de la Oficina de Recuperación, el Lago Mead, el embalse que suministra alrededor del 90 por ciento del agua del sur de Nevada, se aproximará a los mínimos históricos registrados en 2022. A finales de febrero, el nivel del agua se situó en 1,076.52 pies, en comparación con 1,040.58 pies en julio de 2022 en el nivel más bajo de la historia.
Los reguladores cuentan con que la acumulación de nieve proporcione un alivio en el suministro de agua para que las negociaciones se desarrollen en los próximos dos años, pero aún está por ver si eso ocurrirá.
“Cruzaremos los dedos para que siga nevando”, dijo Miller.