Un audio difundido por el Departamento de Policía Metropolitana captó los momentos en que un inseguro gerente de un autobús de enlace descubrió a un asesino prófugo que intentaba huir del país.
“No estoy seguro de si me confundí, pero este tipo que se registró con el nombre de Eric Martínez, es algo parecido al tipo de la foto”, dijo a la policía Gabriel Delgadillo, de 29 años, de Las Vegas Shuttles Corp. el 28 de septiembre.
Delgadillo llamó a la policía a las 9:28 p.m. de esa noche después de que una empleada vendiera un boleto de autobús a Porfirio Duarte-Herrera. Delgadillo le dijo a la policía que estaba en casa viendo la grabación de la cámara desde el interior de la tienda.
Duarte-Herrera intentaba subir a un autobús a Tijuana a las 10 p.m., cinco días después de haberse fugado del Southern Desert Correctional Center. Fue condenado a la prisión en 2010 después de que una bomba colocada dentro del estacionamiento del Luxor matara a un hombre.
Delgadillo le dijo a la policía que los agentes acudieron a su negocio, ubicado en 1404 de Eastern Avenue, el 28 de septiembre, y le pidieron que comprobara si había alguien que coincidiera con Duarte-Herrera. La búsqueda no fue concluyente, pero los agentes dejaron folletos.
Delgadillo permaneció al teléfono con el 911 durante más de ocho minutos, narrando a la persona que atendía la llamada cuando la policía se presentó a las 9:24 p.m. y esposó a Duarte-Herrera a las 9:37 p.m. Le dijo a la policía que no estaba seguro de si esto contaba como una emergencia por la que valía la pena llamar al 911, o si habían confundido una identidad.
“Tenía mucho miedo de llamar”, le dijo Delgadillo a la policía.
Duarte-Herrera fue encontrado con ropa nueva y con una mochila. Las autoridades no han revelado cómo escapó, cómo llegó a Las Vegas o cómo consiguió ropa nueva y dinero para un boleto de autobús. Los boletos se venden por 97 dólares, según el sitio web de la empresa de transporte.
La fuga hizo que el director de la prisión, Charles Daniels, dimitiera tras enviar una carta al gobernador de Nevada, Steve Sisolak, en la que afirmaba que las prisiones carecían de personal suficiente.
Se esperaba que Delgadillo y sus compañeros recibieran una indemnización de 30 mil dólares de los Alguaciles de Estados Unidos y de la Oficina Federal de Investigación. Le dijo al Review-Journal que el dinero se repartiría entre todas las personas que ayudaron a capturar al asesino.
Duarte-Herrera fue trasladado a la Prisión Estatal de Ely, un centro de máxima seguridad, tras ser capturado. Está cumpliendo una condena de cadena perpetua.